Desde el vínculo con el estrés a la longevidad, los científicos analizaron los efectos de estas bebidas en el organismo. Un repaso por las recientes investigaciones científicas
Tanto el té como el café son “compañeros” de distintos momentos importantes de la vida cotidiana. Ya sea desde un desayuno compartido en familia, hasta un encuentro con amigos o como corolario de un evento más importante, estas infusiones están presentes a diario en la realidad de las personas. A fin de cuentas, elegir a uno u otro es una cuestión personal.
En los últimos años, pese a que parecía no contar con un gran reputación saludable, numerosos estudios demostraron que el café también tiene sus bondades; mientras que el té, en todas sus versiones, se ha llevado el centro de atención durante, incluso, cientos de años. Sin embargo, tanto una infusión como la otra hacen sus aportes a una vida saludable. Aquí una breve guía sobre la evidencia científica que repasó esta temática.
1- Fibra. El café tiene entre 1,1 y 1,8 gramos de fibra por taza, dependiendo de si es filtrado, expreso o instantáneo, advierte un estudio elaborado tiempo atrás por expertos del Departamento de Metabolismo y Nutrición del Instituto del Frío, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, de Madrid, España. Este aporte significa algo más de lo que contiene el jugo de naranja, que en un vaso presenta alrededor de 0,5 gramo de fibra. La medida estándar de consumo diario adecuado para el organismo es de 25 gramos de fibra. Por ende, tomar dos o tres tazas de café diarias ayuda a cumplir con esa recomendación.
En contrapartida, una taza de té no hará un aporte similar, ya que la fibra la contienen solo las hojas y para eso habría que mascarlas. De esta forma, en cuanto a fibra se refiere, el café hace un aporte más significativo para la salud.
2- Microbioma intestinal. Está conformado por millones de bacterias beneficiosas y por compuestos vegetales denominados polifenoles, que son el combustible de esos microbios y pueden reducir el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas. En ese sentido, el café contiene una cantidad significativamente mayor de polifenoles que el té verde y este último contiene más polifenoles que el té negro.
Esto fue lo que planteó un estudio de revisión realizado por expertos de la Universidad de Harvard en 2018, el cual fue apoyado por otro análisis publicado por la Sociedad Química Americana. En ese sentido, Tim Spector, profesor de King’s Colegio Londres, dijo que es posible conocer si una persona bebe habitualmente café simplemente analizando su materia fecal. “Hay microbios específicos que parecen crecer bastante bien en las personas que beben mucho café”, dijo. En cambio no se encontró un efecto similar en los bebedores de té, por lo tanto en este aspecto sería más beneficioso el café.
3- El corazón y las enfermedades cardíacas. Expertos de la Universidad de Southampton, que analizaron a personas que bebían café o té durante un amplio estudio realizado, advirtieron que ambas infusiones aparecen como beneficiosas para la salud del corazón. Según indicaron, reducen el riesgo de tener accidentes cerebrovasculares o enfermedades cardíacas.
Aunque los datos se presentaron como “promisorios”, los investigadores señalaron que no se trata de un estudio concluyente, ya estas infusiones pudieron estar acompañadas de otros hábitos saludables, como hacer ejercicio físico o llevar una dieta equilibrada. De todas formas, una vez más, aparecen los polifenoles junto a los antioxidantes de ambas infusiones, se despierta un efecto protector para la salud del corazón.
En ese tono, existen ensayos clínicos que muestran que el consumo regular de té, especialmente el verde, puede mejorar ligeramente la presión arterial y el colesterol. Una situación similar tiene lugar en los consumidores de entre 2 y 4 tazas de café descafeinado, quienes presentan un menor riesgo de enfermedades cardíacas. Para los expertos, estos beneficios probablemente provengan de compuestos distintos a la cafeína.
4- Concentración. Si se preguntara sobre cuál impulsa más este comportamiento, la respuesta más segura sería el café, más aún cuando se necesita extender el horario de trabajo o estudio y mantener el cerebro enfocado. Pero conviene analizar cada caso. Siendo que la sustancia que ayuda a la concentración es la cafeína, que contienen tanto el café como el té.
Un estudio de 2016 realizado por investigadores de Estados Unidos y Canadá mostró que la cafeína mejora la capacidad de atención y facilita el estado de vigilia, a la vez que mejora el tiempo de reacción. Pero también se debe tener en cuenta que excederse en las cantidades de cafeína puede generar un estado de nerviosismo y excitación que, contrariamente, conspirará contra el rendimiento.
El centro de salud Mayo Clinic de Estados Unidos aseguró que una taza de 250 centímetros cúbicos de café filtrado contiene aproximadamente 100 miligramos de cafeína. El café expreso y el instantáneo contienen menos. En tanto, una traza de té negro del mismo tamaño tiene unos 50 miligramos de cafeína.
En tanto, una investigación realizada por expertos de la Universidad de Surrey, en el Reino Unido, comparó el efecto de beber 4 tazas de café o té durante el día y constató que tenían efectos similares sobre el estado de alerta y rendimiento cognitivo. Pero halló una ventaja importante del té sobre el café: tenía suficiente cafeína para ayudar al rendimiento, pero no tanta como para interrumpir el sueño. Por lo tanto, para una larga jornada de estudio o trabajo lo mejor será tomar té.
5- Cáncer. Varios estudios, incluido un metanálisis de 59 investigaciones realizado por científicos de la Universidad de Fudan, en Shanghái, China, encontraron que a lo largo de los años quienes bebían café tenían tasas más bajas de cáncer, a razón de un 13% menos, en comparación con aquellos que no bebían o lo hacían muy esporádicamente.
En tanto, en 2016, otro trabajo efectuado por la Escuela de Medicina Keck, de la Universidad del Sur de California, mostró que el consumo habitual de café reducía la posibilidad de cáncer colorrectal, mientras otro de la Universidad Médica de China de 2020, indicó lo mismo sobre el cáncer de próstata y un tercero de científicos italianos de 2017 mostró una reducción del riesgo de enfermedad hepática.
Algo similar ocurre con quienes tienen el hábito de consumir café y el cáncer de endometrio, de cabeza y cuello; y el de mama, de acuerdo con análisis de la Universidad de Medicina de Shanghai, de la Universidad de Milán y el Centro Julius de Ciencias de la Salud de Utrecht, Países Bajos, respectivamente.
Los estudios son numerosos, aunque las conclusiones no son absolutas. La Sociedad Estadounidense del Cáncer en su web indica que el café contiene cientos de compuestos biológicamente activos , incluidos algunos que han demostrado reducir la inflamación, prevenir el daño a las células y regular los genes involucrados en la reparación del ADN. “Ya sea cáncer, obesidad o enfermedades cardíacas, la inflamación es el enemigo, y una forma de amortiguar la inflamación es tomando café”, dijo Sanjiv Chopra, profesor de medicina en la Escuela de Medicina de Harvard, citado por The Washington Post. Este carácter protector del café con respecto de distintos tipos de cáncer no ha sido encontrado, al menos hasta el momento, en quienes beben té.
6-Diabetes. Grandes estudios muestran que las personas que beben café de forma habitual tienen menos probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2. Esto fue demostrado, a pesar de que una taza de café puede producir un pico a corto plazo en los niveles de azúcar en la sangre debido a la cafeína que contiene. La profesora asociada de medicina preventiva en la Universidad Northwestern y experta en el metabolismo del café, el té y la cafeína, Marilyn C. Cornelis, explicó que esto podría deberse a la gran concentración de ácido clorogénico del café, un polifenol que ha demostrado en algunos estudios que mejora la sensibilidad a la insulina y control de azúcar en la sangre.
Un metanálisis realizado en 2014 por especialistas de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard en 1 millón de personas halló que, quienes bebían hasta 4 tasas de café al día veían reducido el riesgo de desarrollar diabetes en un 25% en comparación comparación con las personas que bebían poco o nada de café. Las personas que bebían hasta 4 tazas de café descafeinado al día tenían un riesgo 20% menor. “El café es muy beneficioso para reducir el riesgo de diabetes”, dijo Cornelis.
El té no contiene ácido clorogénico, pero presenta otros compuestos vegetales que se cree que son beneficiosos para el control del azúcar en la sangre. Una investigación de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Wuhan en China presentada en septiembre pasado sugirió que tomar 4 o más tazas de té verde, negro u oolong (también conocido como té azulo o té semifermentado) al día puede reducir el riesgo de diabetes.
Por su parte, un trabajo de metanálisis realizado en 2018 por el Departamento de Endocrinología y Metabolismo, Escuela de Graduados en Medicina, Universidad de la Ciudad de Yokohama, encontró que el té verde podría reducir los niveles de azúcar en la sangre. En cambio, uno realizado por la Universidad de Pekín, en 2021, señalaron que no hay un vínculo claro entre el té y el riesgo de diabetes. En última instancia, dijeron los expertos, la evidencia de que el café puede ser al menos algo protector contra la diabetes es más fuerte que la del té.
7- Estrés. Aquí los estudios son coincidentes. La bebida que puede ayudar a contrarrestar el estrés es el té. Un estudio de la Universidad de Basilea de 2017 indicó que, cuando una persona está estresada, beber té verde o negro puede ayudarla a sentirse más relajada y reducir sus niveles de cortisol, la hormona del estrés, tal como mostró también en 2007 otro trabajo del University College London.
Esto tiene que ver, en parte, por un compuesto llamado L-teanina que se encuentra en el té, especialmente el verde y el negro y cuyo principal efecto sería promover la relajación. “La L-teanina tiene una especie de efecto calmante”, dijo Cornelis de Northwestern. “A veces incluso se incluye en los suplementos de melatonina para ayudar a dormir”.
El café contiene más cafeína que el té y, es justamente esta sustancia la que estimula los niveles de cortisol y mejora el estado de ánimo. No obstante, la cafeína también puede causar nerviosismo, ansiedad e insomnio cuando se consume en exceso, como detalló un trabajo realizado por la Universidad de Cardiff, Reino Unido. En conclusión, si buscamos relajación lo mejor será beber una taza de té.
8- Longevidad. Quienes beben café o té o ambos en forma habitual tienden a vivir más que las personas que no lo hacen. Esta es la conclusión general que se desprende de la robusta evidencia científica que hay al respecto.
Un reciente estudio —publicado en septiembre último— por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) indicó que las personas que bebían al menos dos tazas de té al día tenían un riesgo de muerte entre un 9% y un 13% menor que quienes no lo hacían. El trabajo se realizó con datos del biobanco de salud del Reino Unido, haciendo el seguimiento de 500.000 personas durante 14 años. La mayoría de las personas investigadas bebían té negro, pero otro trabajo de la Universidad Jiaotong, de Shanghái, de 2017 mostró que quienes beben té verde obtenían resultados de longevidad similares.
El té negro y especialmente el té verde son ricos en polifenoles y otros compuestos beneficiosos, “y estos compuestos podrían reducir el estrés y la inflamación en el cuerpo”, explicó Maki Inoue-Choi, científica del personal de los Institutos Nacionales de Salud y autora principal del primer estudio. Aún así, se necesita más investigación para comprender los posibles mecanismos involucrados.
Para finalizar, en lo referente al café, según un estudio de julio pasado que siguió a casi 172.000 personas, descubrió que quienes bebían de 2,5 a 4,5 tazas de café al día tenían un 30% menos de probabilidades de morir durante los aproximadamente 7 años que abarcó el estudio en comparación con las personas que no bebían café . Incluso aquellos que bebieron su café con una cucharadita de azúcar parecieron obtener un beneficio.
Hay que destacar aquí que todo estos trabajos tienen la limitación de ser observacionales, lo que significa que no pueden probar la causalidad. Pero el té y el café brindan tantos beneficios para la salud que es razonable concluir que podrían reducir las probabilidades de una muerte prematura, dijeron los expertos.
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