Las irregularidades en la compra tienen que ver con servicios que se le cobraron a Colombia, pero que deberían haber sido asumidos aparentemente por el proveedor
Un contrato por 305 millones de dólares que firmó el Ministerio de Defensa a finales de 2022 ha llamado la atención, no solamente por la astronómica cifra, sino por los detalles del acuerdo. Mientras por un lado se señalan irregularidades, la entidad se pronunció por medio de un comunicado y aseguró que se ajustaba a la norma.
El contrato fue revelado por la revista Semana, a la que una fuente entregó detalles del acuerdo comercial para comprar 55 carros militares blindados 8×8. Al parecer, señalaba que el contrato presentaba sobrecostos que podrían ascender hasta 17 millones de dólares.
“Con relación a presuntos sobrecostos que se hubiesen presentado en la adquisición de dichos vehículos, el Ministerio de Defensa se permite precisar que, de acuerdo con la información disponible que ha sido corroborada, tal irregularidad no existe”, señaló la cartera dirigida por Iván Velásquez a través de un comunicado.
Los vehículos, que servirán para fortalecer las capacidades del Ejército Nacional principalmente en zonas de frontera, se entregarán gradualmente desde el 2026 cuando deberían llegar los primeros nueve, hasta 2032. En ese primer periodo por los próximos tres años el país pagaría 66,8 millones y el resto lo pagaría en cuotas anuales después de esa fecha.
Sin embargo, de acuerdo con Semana, llama la atención del acuerdo que pese a haberse firmado dentro de la figura Incoterms DPU (delivered at place unloaded) que consiste en que el proveedor entregue los productos en el lugar de uso, sería el Estado colombiano el que asuma esos costos. Eso generaría un mayor valor del contrato y sería desfavorable para las finanzas nacionales.
El Ministerio de Defensa señaló que “debe tenerse en cuenta que las actividades de almacenamiento y ejercicios de prueba, administración de ingeniería y gestión del programa, ingeniería no recurrente y actualización de manuales, son costos que están incluidos en el valor total del contrato; sin embargo, se le exigió al contratista discriminar los valores, en aras de identificar cuales servicios se ejecutarían en Colombia, con la finalidad de discriminar el pago de impuestos”.
Por los servicios de almacenamiento y de prueba se pagarían, de acuerdo con el medio citado, 2,9 millones de dólares, que según el Ministerio son propios de cualquier proveedora de bienes. La ingeniería no recurrente, que se contrata para cumplir las exigencias técnicas adicionales que requiere el cliente, tendría un valor de 7 millones; y otros 1,4 millones por la actualización del manual de funciones, que debe entregarse a la cartera para realizar mantenimiento sin perder la garantía, más otros 4 millones que dependerían de la gestión del contrato, que se refiere a los elementos que debe mandar a hacer el contratista para cumplir con las especificaciones, pero no tiene en stock. Adicionales a los costos de transporte.
Aunque el Ministerio explicó que los costos sí están incluidos en el valor del contrato para negar que exista sobrecosto, no explicó por qué no son asumidos por el contratista. Como denunció la revista Semana habrían condicionado la entrega de respuesta a la firma de un acuerdo de confidencialidad que puede ser considerado un intento de censura.
La cartera de Defensa sostuvo que las “nuevas adquisiciones se realizaron a través de un acuerdo gobierno a gobierno por la suma 305 millones de dólares, proyecto aprobado mediante documento Conpes 4079 destinado al Sistema de Defensa Nacional, (Siden). Dicha contratación se realizó con proveedor exclusivo, lo que permite que no se generen costos adicionales como intermediaciones o tercerizaciones en la fabricación y entrega del producto”.
La entidad, en cambio, aseguró que el “contrato de adquisición de estos vehículos contempla que el contratista realice transferencia de conocimiento al Ejército Nacional, a través de la política de offset”.
INFOBAE