El jefe de Estado estuvo presente en el último evento del día, a pesar de especulaciones de no cumplir con su agenda del miércoles 28 de junio
En la mañana del miércoles 28 de junio se conoció que el presidente Gustavo Petro no asistió a la entrega de tierras a indígenas del pueblo kogui y excombatientes de las Farc debido a un percance de salud. De hecho, se había especulado que no iba a estar presente en los demás eventos de su agenda. Sin embargo, este medio confirmó que el jefe de Estado sí estuvo presente en el último encuentro del día con miembros de su gabinete y autoridades wayuu.
Allí, el jefe de Estado explicó los motivos de su quebranto: “Me enfermé básicamente porque comí allá en el extremo norte un mecato hecho con agua del norte de La Guajira, y aquí me tienen”. De paso, lamentó su inasistencia en el acto correspondiente al avance de la reforma agraria y la entrega de las máscaras kogui repatriadas de Alemania.
“Ayer me enfermé, por eso no pude estar en el trajín del día de hoy. Hubiera querido ir a la comunidad kogui”, añadió el presidente durante la firma del pacto por la transición energética justa, encuentro al que asistió la vicepresidenta Francia Márquez y los ministros de Minas, Ambiente e Interior.
Luego de revelar el motivo de su recaída, mencionó lo que podría pasarle a cualquier otra persona de esa región del país que consume el agua que allí sale y adquiere enfermedades digestivas. Ante eso, advirtió que en varias partes del departamento necesitan una red de saneamiento y agua potable.
“Me preguntaba ¿Qué pensará una madre wayuu cuando tiene a sus hijos exactamente con ese tipo de enfermedades –como– deshidratación y que, contrario a lo que me pasa, los lleva a la muerte. Miles de niños han muerto en La Guajira (…) Por falta de agua de calidad”, mencionó el mandatario.
Tema aparte, se refirió a la temática principal del encuentro y sostuvo que el pacto de transición energética debe hacerse bajo mutuo acuerdo con esa población indígena a fin de asentar proyectos de energía eólica y solar. Incluso, planteó reemplazar a largo plazo las fuentes de energía tradicionales (incluyendo las hidroeléctricas) con esas alternativas.
“La Guajira tiene un potencial de 25 gigas, y Colombia toda consume en un año más o menos 18; es decir, con solo la energía limpia de La Guajira en su máximo podríamos reemplazar toda la generación eléctrica de Colombia, incluidas las hidroeléctricas como Hidroituango, proyectos que fueron motivo de discusión”, planteó sobre esto el presidente.
Por su parte, las autoridades wayuu hicieron un enérgico llamado al Gobierno nacional y explicaron que ellos están organizados bajo su propio sistema, empezando por el control de sus territorios; motivo por el cual aseguraron que hay problemas existentes en La Guajira que el Estado desconoce. Incluso, aseguraron que varios de ellos son generados por falta de representación política en los municipios.
“Bajo el diálogo se consiguen muchas cosas, no por las vías de hecho, eso no es costumbre de nosotros y para eso existen los palabreros para intermediar entre clanes (grupos indígenas asentados en el territorio) y llegar a un acuerdo”, explicó uno de los gobernadores de esa comunidad.
Vale mencionar que en la agenda contemplada para el miércoles 28 de junio, el presidente tenía que liderar la entrega de tierras a indígenas kogui y firmantes del Acuerdo Final de Paz establecidos en el Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (Aetcr) Pondores.
Posteriormente, se llevó a cabo una ceremonia de entrega de las máscaras sagradas entregadas al presidente Petro durante su visita a Alemania. De igual manera, fueron purificadas por integrantes por esta comunidad para ayudar a “consolidar la Paz Total en el país”.
La ‘Gran máscara solar’ y la ‘Máscara de sol’ fueron insignias utilizadas en rituales propios de este pueblo y a estos se le atribuye, según sus creencias, el mantenimiento del equilibrio en la naturaleza. Sin embargo, estas se encontraban en el Museo Etnológico de Berlín tras la adquisición hecha por Konrad Theodore Preuss a comienzos del siglo XX en la Sierra Nevada de Santa Marta.
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