Para empezar, los próceres de la independencia firmaron el documento en un cuaderno del que, hasta hoy, no se tienen registros
El 20 de julio, como todos los años, los colombianos celebran el grito de independencia, ese que dieron los criollos luego de que el comerciante español, entonces conocido como Llorente, se negara a prestarles un florero a los hermanos Morales para recibir a un invitado especial en su casa.
Al insultarlos y sacarlos a rastras de su tienda, terminó ajustándose a un plan milimétricamente calculado, del que —sin saberlo— formaba parte.
Aquel 20 de julio de 1810, sobre las 6:00 de la tarde, terminaría firmándose el Acta de Independencia que, según los historiadores, debería llamarse Acta del Cabildo Extraordinario o Acta de la Junta de Gobierno.
1. El Acta de Independencia no declaraba una separación de la Corona española
Con ella se nombró a los miembros de una nueva junta suprema y se ordenó la instalación del Congreso para redactar una Constitución para la entonces Nueva Granada.
Como tal, no fue una declaración de independencia de la Corona. De hecho, ni siquiera buscaba abdicar los derechos de soberanía de Fernando VII de España; como sí lo hicieron en su momento el Acta de Independencia de Tunja (1811), el Acta de Independencia de Santa Cruz de Mompox (1810) y el Acta de Independencia de Cartagena de Indias (1811).
En realidad, los criollos buscaban poder político, pero no querían desvincularse de España, o al menos no en ese entonces, ya que el Acta de Independencia que dio pie a la separación de la Corona y desconocía que el dominio de Fernando VII fue firmada en Mompox.
Pasarían nueve años y seis batallas antes de que Colombia lograra ser una nación independiente. Pero los nacionales recuerdan con especial cariño el Acta de la Junta de Gobierno por ser el primer paso en la lucha hacia la libertad.
2. Ni Nariño, ni Bolívar, ni Santander firmaron la declaración del 20 de julio
Lejos de la creencia popular, quienes firmaron Acta del Cabildo Extraordinario venían de todas las regiones y no solo de Santafé. Costeños, caucanos y boyacenses fueron firmantes de la independencia, entre ellos José Miguel Pey, Fray Diego Padilla, Joaquín Camacho, Luis E. de Azuola, Camilo Torres, Ignacio Herrera, Frutos J. Gutiérrez y José de Acevedo y Gómez.
Lo hicieron en un humilde cuaderno y sería Simón José Cárdenas, en 1846, el que hizo la litografía, “con los retratos en miniatura de algunos de los próceres firmantes y los autógrafos de todos ellos, admirablemente copiados”, según el Archivo de Bogotá.
Y, contrario de lo que podría pensarse, en ella no aparecen los nombres de próceres de la independencia, como Antonio Nariño, Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander. Pero sí la de empresarios y otros representantes del movimiento independentista.
3. El acta original se quemó en un incendio provocado para cobrar el dinero del seguro
Conservada en la Galería Arrubla, dentro de lo que algunos consideran el primer centro comercial del país, el Acta de la Junta de Gobierno se perdió entre las llamas de un incendio “causado por el ciudadano alemán Emilio Streicher para cobrar un seguro.
A eso de las 11 de la noche del 20 de mayo de 1900, comenzaron a arder no solo los sombreros de la tienda del señor Streicher, sino miles de expedientes del Archivo Municipal que relataban gran parte de nuestra historia colonial y los primeros noventa años de nuestra vida republicana. Con ellos, se quemaron las actas originales de la Independencia y de la fundación de Bogotá, pérdidas irreparables que aún no terminamos de lamentar”.
Aunque, por suerte, diez años después fue reproducida en Alemania y en 1952 por el Banco de la República, en copias idénticas que actualmente se exhiben en la biblioteca del Congreso.