La batalla no solo fue un triunfo militar, sino también de la comunicación, en la que los líderes y ciudadanos comunes trabajaron juntos para compartir información vital
El 7 de agosto de 1819 la Batalla de Boyacá marcó el principio del fin de la hegemonía española en América y fue el punto de partida de la República de Colombia, también conocida históricamente como la Gran Colombia. Sin embargo, la comunicación en el siglo XIX era muy diferente a lo que se tiene hoy, y la noticia de la victoria en la batalla no se difundió de inmediato.
En el año de la Batalla de Boyacá, la comunicación a larga distancia era lenta y difícil, por lo que las noticias de la gesta en territorio boyacense tardaron semanas en llegar a las ciudades, pues aunque la imprenta ya estaba en uso, los periódicos eran escasos y solo estaban disponibles en las grandes ciudades.
En 1819, la principal forma de transmitir noticias era a través de cartas y mensajeros, que solo podían viajar a pie, caballo o por barco, por lo que es probable que, luego de la victoria, Simón Bolívar y otros líderes de la revolución enviaran cartas a sus aliados en otras partes de la Nueva Granada y de América del Sur para informar sobre la derrota del Ejército español, pero estas se hubieran demorado semanas o meses.
Otra manera en la que se dio a conocer la victoria en batalla estuvo ligada a los periódicos, que a pesar de no ser tan comunes, también podían llegar a ser decisivos para la difusión de las noticias, pero una desventaja que tenía este tipo de publicaciones era que su impresión y distribución no era rápida, por lo que igual se tomarían varios días para dar a conocer la victoria.
Según ChatGPT, la mejor manera para que las noticias sobre la victoria del Ejército libertador se conocieran era el boca a boca, pues los viajeros, comerciantes y otros que llegaban de todas partes del territorio podían ser portadores de las noticias de lo que estaba sucediendo en Boyacá.
Cómo se transmitían las órdenes en batalla
En 1819 las órdenes en el campo de batalla debían ser escuchadas y entendidas por todos para no generar errores y terminar perdiendo frente al enemigo, por lo que existían varios métodos con los que se daban a conocer lo que debía suceder.
Entre esos estaban los mensajeros que, por lo general, iban a caballo y eran comúnmente utilizados para entregar las órdenes en diferentes partes del ejército o para comunicarse con aliados y fuerzas amigas.
Esta era una de las formas de comunicación más rápidas y efectivas con las que contaban en el campo de batalla, pero también tenía algunas limitaciones como, por ejemplo, el riesgo de que el mensaje fuera interceptado o que el mensaje fuera malinterpretado.
Las señales visuales también eran muy utilizadas, puesto que los comandantes a menudo las usaban para comunicarse con sus tropas. Este tipo de señales podía incluir banderas, señales de humo o simplemente gestos que podían comunicar, en otros, estrategias de avance o retirada.
Otro método muy usado en el campo de batalla eran los tambores y trompetas, pues este tipo de instrumentos musicales, a través del cambio de ritmo o las melodías, podían indicar órdenes previamente acordadas, por lo que eran entendidas por las tropas incluso en medio del ruido y de la confusión de la batalla.
Y es que las órdenes debían ser claras para que las tropas entendieran los movimientos que se necesitaban, pues, por ejemplo, la geografía del puente de Boyacá donde se libró la batalla era un paso crucial sobre el río Teatinos y tenía un papel clave en la defensa de la capital de la Nueva Granada.
Tener control sobre este punto de la geografía podía facilitar o impedir el movimiento de las tropas y suministros a lo largo del territorio que luego conformaría la Nueva Granada después del Congreso de Angostura.
INFOBAE