Las personas que piensan positivamente acerca de envejecer suelen vivir vidas más largas y saludables. Cómo reconsiderar su perspectiva
Este verano, en una fiesta en una casa con piscina, Johnnie Cooper se subió al trampolín, ejecutó un clavado perfecto y, luego, se unió a un ruidoso juego de Marco Polo. ¿Cuál era el motivo? Cumplía 90 años.
“Siempre he esperado con ansia este cumpleaños”, comentó Cooper, quien vive en Huntsville, Alabama, y está jubilada del Mando de Aviación y Misiles del Ejército de Estados Unidos. “Ya no tienes muchas de las dificultades que antes tenías. Hay mucha más paz”.
Su entusiasmo por envejecer podría ser parte de la razón por la que ha vivido una vida tan larga y enriquecedora. Aunque la experiencia de cada persona con el envejecimiento es diferente, los expertos están descubriendo cada vez más que tener una mentalidad positiva está relacionado con envejecer de manera saludable.
Un estudio realizado durante décadas con 660 personas y publicado en 2002 demostró que quienes tenían una mentalidad positiva sobre el envejecimiento vivían siete años y medio más que quienes tenían una mentalidad negativa. Desde entonces, la investigación ha descubierto que una actitud positiva hacia el envejecimiento se asocia con una presión arterial más baja, una vida en general más larga y saludable, así como un menor riesgo de padecer demencia. Las investigaciones también demuestran que las personas con una percepción más positiva del envejecimiento son más propensas a tomar medidas de salud preventivas —como hacer ejercicio— las cuales, a su vez, pueden ayudarles a vivir más tiempo.
El paso del tiempo no se puede detener, pero no hay por qué temerle. Estas son algunas de las maneras en que puedes cambiar tu modo de pensar.
De dónde vienen tus creencias sobre la edad
Desde el vecino cascarrabias hasta el ludita despistado, los estereotipos negativos del envejecimiento están por todas partes. Según Becca Levy, profesora de Epidemiología de la Universidad de Yale y autora del libro “Rompe los límites de la edad”, aceptar creencias negativas sobre el envejecimiento puede afectar nuestra visión del proceso (y nuestra salud). Por ejemplo, un estudio de 2009 descubrió que las personas de 30 años que tenían estereotipos negativos sobre el envejecimiento eran significativamente más propensas a sufrir en algún momento un episodio cardiovascular, como un infarto al miocardio o un ictus, que las que tenían estereotipos positivos.
Según Levy, para cambiar las creencias negativas sobre la edad, primero hay que ser más consciente de ellas. Durante una semana, anota todas las representaciones con las que te encuentres de una persona mayor, ya sea en una película, en las redes sociales o en una conversación. Después, pregúntate si esa representación fue negativa o positiva y si la persona podría haber sido representada de otra manera. El simple hecho de identificar las fuentes de tus concepciones sobre el envejecimiento podría ayudarte a distanciarte de las ideas negativas.
“En cualquier momento de sus vidas, las personas pueden reforzar sus creencias positivas sobre la edad”, afirmó Levy. En un estudio de 2014, 100 adultos —con una edad media de 81 años— que fueron expuestos a imágenes positivas del envejecimiento mostraron tanto una mejora en sus percepciones sobre el envejecimiento como en su función física.
Encuentra modelos a seguir de la vejez
Si asocias el envejecimiento solo con pérdida o limitación, “no estás captando la imagen completa de lo que significa envejecer”, dijo Regina Koepp, psicóloga especializada en envejecimiento. En su lugar, “desplaza tu atención: busca modelos a tu alrededor, fíjate en quién lo está haciendo bien”.
“No tiene por qué ser una persona de 90 años que se tira de un trampolín”, explicó Koepp. Quizá sea alguien que asiste a clases de yoga todas las semanas o que trabaja como voluntario por una causa.
Levy recomienda pensar en cinco personas mayores que hayan hecho algo que consideres impresionante o que tengan una cualidad que admires, ya sea enamorarse a una edad avanzada, mostrar devoción por ayudar a los demás o mantener un compromiso con la actividad física. No confundas una actitud positiva forzada con el optimismo.
Los estudios sugieren que las mujeres optimistas tienen más probabilidades de vivir más de 90 años que las menos optimistas, independientemente de su raza o etnia. Pero pensar de manera más positiva sobre el envejecimiento no significa disimular las preocupaciones reales con pensamientos felices ni utilizar frases del tipo “¡No has envejecido!” como un cumplido.
“Las perogrulladas no funcionan: ya las hemos oído, están trilladas, no tienen sentido”, expresó Melinda Ginne, de 74 años, psicóloga del área de la bahía de San Francisco especializada en envejecimiento.
En lugar de eso, intenta mirar la realidad sincera con optimismo. Si te sientes desanimado porque a los 70 años ya no juegas tan bien al tenis como antes, recuérdate a ti mismo: “No, no puedo jugar al tenis como cuando tenía 50 años y solo puedo jugar 10 minutos. Pero aún puedo jugar”.
Desafía tus propios temores sobre envejecer. Si quieres tener una actitud más positiva sobre el envejecimiento, aconsejó Koepp, examina qué preocupaciones tienes sobre el proceso y luego reflexiona hasta qué punto son realmente problemáticas esas inquietudes.
Por ejemplo, Koepp, de 47 años, tiene problemas con la cadera izquierda. “Digo que soy vieja porque me siento rígida y me cruje”, dijo. Pero luego pienso: “Bueno, mi cadera derecha no está rígida ni cruje y tiene la misma edad”.
El punto es que, aunque envejecer puede contribuir al dolor de cadera, no es el único factor. “Pero confundimos edad y discapacidad, y creo que eso asusta a la gente”, añadió.
No descartes los beneficios. Fíjate también en lo que obtienes al sumarle años a tu vida. Por ejemplo, la investigación ha demostrado que el bienestar emocional suele aumentar con la edad y ciertos aspectos de la cognición, como la resolución de conflictos, suelen mejorar en la edad madura.
Con el tiempo, “es probable que desarrollemos más resiliencia”, señaló Koepp. Envejecer con éxito no significa que no vayas a enfermar, sufrir pérdidas o necesitar cuidados en algún momento. Y nadie ha dicho que cambiar de mentalidad sea fácil. Pero quizá, añadió, puede que logres verte a ti mismo más claramente “como una persona con experiencia de vida y sabiduría” a medida que envejeces.
(c) 2023 The New York Times Company
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