Por: Ricardo Tribin Acosta
Hoy en día de paz se habla por todos lados. Que los procesos de paz; que de la implementación de la paz; de La Paz, Bolivia; que esta mujer u hombre no me dejan en paz; que mi jefe no me da nada de paz. Y en fin, hasta de los” pas, pas, pas “, que hablan quienes creen que la solución a los conflictos reside mejor en los enfrentamientos entre grupos armados y la institucionalidad.
De mi parte he aprendido que esa paz que muchos buscan no esta tan lejos, puesto que reside en el interior de cada cual. Es aquella que nace del perdón realizado y sentido pocas horas o quizás tan solo momentos después de que alguien nos ofende lo cual, aunque parezca paradójico, a quien mas beneficia es a aquel que se sacude la ira y el resentimiento y se rehúsa a vivir con ellos.
Es pues la paz fuera de todo entendimiento de la que hablaba nuestro gran Señor de Nazareth, que nos insta a estar tranquilos, pase lo que pase en nuestras relaciones con los demás, y la que nos permite alcanzar altos y positivos estados de calma, de la anhelada serenidad, y de la siempre bienvenida alegría de vivir y convivir.