El exsenador fue condenado a 15 años y 11 meses de prisión, en uno de los casos de corrupción más grandes y complejos de los que se tenga memoria, revelado por SEMANA en marzo de 2022.
El exsenador Mario Castaño, quien se hizo célebre por montar una gigantesca red de corrupción que comprometía alcaldes y gobernadores, a quienes les gestionaba obras públicas ante el gobierno a cambio de millonarias coimas, y que se encontraba privado de libertad en la cárcel La Picota, falleció en los últimos minutos al parecer por un Infarto.
Según conoció SEMANA, la Policía Judicial del INPEC ya se encuentra en el lugar de los hechos a la espera del procedimiento que permita determinar las causas de su deceso. Castaño había sido condenado a 15 años y 11 meses de prisión luego que él mismo confesara ante la Corte Suprema de Justicia todos los delitos y se cogiera a sentencia anticipada.
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Durante años, el senador, uno de los dirigentes políticos más reconocidos del Eje Cafetero, aprovechó su cargo para montar una verdadera empresa criminal, conocida como las Marionetas. Se dedicaban a rastrear todo tipo de contratos de obra pública, recreación y prevención del riesgo, con complicidad de alcaldes y aprovechando su influencia, para quedarse con ellos a cambio de coimas y embolsillarse millonarias sumas de dinero.
El político, que ni sonaba ni tronaba en el Congreso, se movía como un tiburón en las aguas de la contratación pública. Así lo relata en detalle la sentencia de la Corte Suprema, en la que se expone cómo llegó a los ministerios del Deporte, Cultura, Interior y Hacienda. También a la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), así como a las alcaldías de varios municipios de Caldas, Cauca, Quindío, Tolima, Risaralda y Chocó, con sus respectivas gobernaciones. Sus tentáculos parecían no tener límite.
Como quedó demostrado en los audios revelados por SEMANA, los alcaldes, contratistas, gobernadores y hasta particulares sabían que, para garantizar el desembolso de dinero por parte del Gobierno, el camino más efectivo era llamar a Mario Castaño o fijar reuniones con la lobista Nova Lorena Cañón, su mano derecha. Ella llegó a un acuerdo con las autoridades para colaborar con la justicia y salpicó al excongresista.
También tenía cargos en el Congreso de la República, donde su novia, Daniela Ospina, también detenida por ser una pieza clave en el entramado de corrupción, tenía un contrato fantasma en el que al parecer su única responsabilidad era cobrar puntualmente el sueldo.
En esta red, desde la sombra, hay otro hombre de confianza, Juan Carlos Martínez, prófugo de la justicia, encargado de planear las reuniones importantes con funcionarios de alto perfil de ministerios y entidades.
Castaño quien llegó a convertirse en la cabeza de una compleja red dedicada al saqueo del erario era considerado uno de los grandes caciques políticos del Eje Cafetero, y pese a estar metido en el gigantesco escándalo de corrupción, fue reelegido el 13 de marzo de 2022, con la nada despreciable suma de 68.351 votos, eso ante el silencio del jefe del Partido Liberal, el expresidente Cesar Gaviria Trujillo.
La felicidad le duró poco, apenas unos meses después de su reelección, fue capturado el 7 de julio, empezó el proceso en su contra que también duró poco, pues era tan contundente y descarada la evidencia, en la que se encuentran audios en los que cuadraba sus oscuros y corruptos negocios, lo que no le dejó más opción que reconocer y aceptar sus delitos y recibir beneficios por su confesión.
Para la Corte, Mario Castaño utilizó los conocimientos adquiridos como profesional de contaduría pública, así como los posgrados en finanzas y administración, para hacer el mal. “Optó por prestar su voluntad a los ilícitos objetivos trazados por la organización criminal, a sabiendas de que con su actuar lesionaba pluralidad de bienes jurídicamente protegidos, poniendo precisamente al servicio de intereses particulares la función que encarnaba como congresista”.
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