Por: Ricardo Tribin Acosta
Sea culto y será bien atendido era un lema que se colocaba en muchos establecimientos en mi tierra natal cuando yo era niño, el cual implicaba la importancia del buen comportamiento y adecuado lenguaje cuando requeríamos algo con la ayuda de una persona que allí trabajaba.
Un amigo que siempre se distinguía por ser muy bien educado recordaba la transformación de algunas personas cuando requerían algo en un almacén, las cuales no solo pedían, sino que prácticamente exigían, basados solo en el poder del dinero.
Cuando el lio se armaba por la grosería del eventual cliente, en no pocas veces el gerente debía solicitarle a quien manejaba tan desagradable proceder que se retirara de alii de inmediato y se llevara su mal comportamiento lejos del lugar.
Cortesía, amabilidad, la justicia y el amor son las notas claves por las cuales podemos entrar en armonía prácticamente con cualquier persona.
Cuando somos amables y tratamos a los demás bien, estaremos abriendo las puertas a la justicia y al verdadero amor hacia otras personas, así como del respeto hacia nosotros mismos.