Por: Ricardo Tribin Acosta
Mama mía, no es necesariamente la célebre obra musical que tanto ha deleitado a mucha gente en Broadway, Londres, y muchos mas lugares en el mundo. Es, en nuestro caso, una expresión exclamativa cuando percibimos que la situación en la que estamos se ve complicada y la que aparentemente esta más enredada que un bulto de anzuelos.
¿Y cuál es el problema, Sr. Compliquitos? Bueno, dice el interrogado, tragando saliva. Resulta que tenia que preparar un trabajo en la oficina para mañana y cuando ya lo iba a salvar la computadora se me apago y perdí todo lo hecho hasta el momento que eran como diez páginas. Si, evidentemente no es algo muy grato, ¿pero cuéntame cuáles son tus temores y posibles consecuencias al respecto?
Al borrarse lo que no había archivado en mi portátil me toca volver a empezar y ello me demandará más trabajo. ¿Bueno, pero la idea permanece en tu mente verdad? Claro que sí, entonces la primera parte queda resuelta. ¿La segunda inquietud o temor cual sería? ¡¡¡Contarle a mi jefe!!! Bueno, es un poco incomoda, pero tampoco nada del otro mundo. Ve entonces con la verdad y le pides un día más.
Como vemos, el anticiparnos con miedo mentalmente a lo que aun no ha ocurrido solo desencadena pensamientos no del todo reales y por tanto la solución estribará en hacer todo un momento a la vez ya que las soluciones, aunque aparentemente estén distantes, siempre están ahí. Por tanto, se puede concluir, que las situaciones que a veces tanto tememos raramente resultan menos malas que el temor por sí mismo.