Lo que sucedió en Ultra Air y en Viva Air no parece ser un evento desafortunado, ni solamente una coincidencia de las díficiles condiciones económicas que vive el mercado áereo.
Según relata el ministro de Transporte, Guillermo Reyes, hubo actuaciones que deben ser investigadas. Y que podrían derivar en sanciones graves para los directivos de estas compañias.
La situación que viven los colombianos que compraron tiquetes en esas empresas son catastróficas. Muchos se quedaron con las vacaciones pagas, con matrimonios planeados en otras ciudades, con viajes para temas de salud pendientes. Como si fueran víctimas de alguna tragedia, unos tuvieron que ser rescatados en aviones de la fuerza aérea o de presidencia de los sitios donde estaban, mientras que destinos turísticos como San Andrés están en jaque por lo que representa que esas personas que tenían sus viajes listos y sus servicios contratados no lleguen.
El ministro Reyes asegura que es evidente que hubo negligencia en la actuación de algunos directivos de estas empresas.
“En el tema de Ultra, no cabe duda de la falta de planeación, de conocimiento del sector, una aerolínea muy joven. En mi criterio, la junta directiva no fue diligente, no fue vigilante, no ejerció control sobre lo que estaba pasando con los recursos. No es posible que unos afirmen que las deudas pueden superar los 190.000 millones y otros digan que sería una cifra cercana a la mitad. En cualquiera de los dos casos, son cifras muy altas, igual que más de 370.000 pasajeros que están afectados en sus reservas o con tiqueteras. Por ende, creo que sí hubo un descuido, una negligencia”, señaló Reyes.
En el caso de Viva, el ministro aseguró: “Ellos lo que estimarían es que se vieron muy afectados por fenómenos que no tuvieron presentes. Volvemos al tema de la planeación. Vendieron tiquetes bajo el esquema del bajo costo, sin tener en cuenta que teníamos el tema de las divisas, del incremento de los precios de la gasolina a nivel mundial, que es un mercado que opera en dólares. Teníamos el cambio o el incremento del IVA en los tiquetes. Muchos factores que, a la hora de vender, obviamente entran en una cuerda floja, que fue lo que ocurrió acá”.
El ministro atribuye lo que está pasando también a las malas decisiones y a la falta de previsión de las juntas directivas de las empresas, así como a fallas en las estructuras de las compañías.
En torno a la estructura societaria de Ultra, por ejemplo, en donde están representantes del sector empresarial, el ministro Reyes advierte que eran demasiados socios.
“Creo que no les importó la crisis que vivía el sector. Es evidente que aquí hubo negligencia y omisión de todos los miembros de esa junta directiva en haber estado vigilantes sobre lo que pasaba, cuál era la situación de los pasivos, si había capitalización o no, pues tenía que medirse a partir de los balances que se presentaban. Definitivamente, el modelo les quedó grande y su responsabilidad deberán juzgarla las autoridades competentes”, dijo.
El ministro hizo estas declaraciones para la más reciente portada de la revista SEMANA que cuenta lo que se ha vivido tras el colapso de las aerolíneas.
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David Bojanini, William Shaw y Francisco Lalinde, los responsables de la debacle de las aerolíneas Ultra Air y Viva Air. Millones de pasajeros exigen su dinero, ¿dónde está la plata?
El colapso de Viva y Ultra Air ha puesto en jaque al sector aéreo. Decisiones equivocadas, deudas exorbitantes en dólares y una posible estafa, por casi un millón y medio de tiquetes vendidos en plena crisis, no pueden quedar en la impunidad.
Como si se tratara de un castillo de naipes, y en un mes, las aerolíneas Viva Air y Ultra Air cesaron operaciones en Colombia. Por delante no solo se llevaron a millones de pasajeros y empleados, sino también al sector hotelero y todo el engranaje turístico que se preparaba para el receso más largo de este semestre: la Semana Santa.
Como si fuera poco, las dos compañías vendieron cerca de un millón y medio de tiquetes, pese a que sabían que sus aviones se quedarían en tierra de manera inminente. La pregunta que se hacen todos los ciudadanos es quiénes son los responsables de este descalabro. Las cabezas más visibles son William Shaw, CEO de Ultra Air; David Bojanini, presidente de la junta de Ultra Air, y Francisco Lalinde, presidente de Viva.
El ministro de Transporte, Guillermo Reyes, fue contundente: “Al quitarles la plata así a los colombianos se configura un delito. Estamos con el equipo económico del Ministerio de Transporte evaluando todos los temas de la posible configuración de un delito de estafa”. Sobre quiénes tendrían que responder por ese posible delito, en el caso de Ultra, el ministro contestó: “El presidente de la junta, David Bojanini, todos sus miembros, además del presidente de Ultra, William Shaw”. En el caso de Viva, Reyes dijo que Lalinde deberá responder.
La crisis ha impactado de manera grave a los colombianos. Por ejemplo, Pedro Vergara adquirió en Ultra Air, el pasado 10 de enero, cuatro tiquetes para él y su familia, con destino a San Andrés en Semana Santa. La idea era disfrutar de la temporada vacacional. Sin embargo, apenas unos días antes de cumplirse la fecha y cuando estaban alistando maletas y programando las actividades en la isla, quedaron, literalmente, en el aire.
Ultra anunció la suspensión de sus operaciones y vuelos, y la familia Vergara buscaba cupos en la alta temporada para ser reacomodados en otras aerolíneas.
El colapso había comenzado casi un mes atrás, a finales de febrero, cuando Viva Air decidió dejar sus aviones en tierra. Así, dos de las principales aerolíneas de bajo costo en el país apagaron sus turbinas en cuestión de semanas.
Problemas financieros y altas deudas, incremento en los costos por un dólar fortalecido y el aumento en los precios de los combustibles fueron los argumentos de las compañías. Sin embargo, también hubo otros ingredientes que van desde problemas en la vigilancia a estas aerolíneas hasta agresivas estrategias en ventas de tiquetes futuros, incluso sabiendo que su situación era incierta. De hecho, para algunos de los protagonistas no era una historia nueva. William Shaw, socio de Ultra y su CEO, y quien fundó hace unos años Viva, ya había tenido una crisis similar con la firma Interjet. La turbulencia se transformó en una tormenta perfecta.
El golpe para sus pasajeros ha sido monumental. Según cifras de la Superintendencia de Transporte, para el caso de Viva Air se vendieron cerca de 730.000 tiquetes para el periodo comprendido entre el 27 de febrero de 2023 y septiembre de 2024, adicionalmente a las afectaciones en materia de tiqueteras pendientes de ejecutar, así como bonos o vouchers, se estima que la cifra podría superar el millón de tiquetes.
Por su parte, la aerolínea Ultra Air tiene un registro de 327.551 tiquetes vendidos para el periodo que va del 30 de marzo de 2023 al 28 de febrero de 2024. Se habla de millonarios recursos pertenecientes a personas comunes y corrientes que entregaron sus ahorros confiando en estas aerolíneas, mientras sus administradores sabían que su realidad era otra. No es muy distinto a los descalabros de las libranzas como Elite y Estraval, entre otros. Incluso, algunos comparan estos casos con las pirámides como la de David Murcia Guzmán (DMG).
Todas sus cabezas terminaron pagando cárcel con altas condenas. Los fraudes y estafas tanto en las pirámides como en las libranzas requerían de nuevos inversionistas para pagarles a los más antiguos. En el caso de las aerolíneas, se utilizaba la venta de nuevos tiquetes para prestarles servicios a los anteriores pasajeros y poder así mantenerse a flote, con el agravante de que los indicadores financieros mostraban claramente unas compañías insolventes y los administradores tenían que saberlo.
Por eso, las autoridades intentan enfrentar la catástrofe en el sector aéreo con medidas de corto plazo para reubicar a pasajeros en otras aerolíneas, utilizar aviones de la Fuerza Aérea e, incluso, los de uso del presidente Gustavo Petro han servido para paliar la coyuntura. Y hacia el futuro se esperan decisiones puntuales, como la declaratoria de una emergencia en San Andrés, y llevar al Congreso la discusión de la reducción del IVA en tiquetes aéreos y tarifas de hotel, que se habían tenido después de la pandemia.
Mientras tanto, avanzan las investigaciones de las autoridades para encontrar a los responsables de esta crisis e identificar la ruta de los dineros recaudados con las ventas de tiquetes futuros, al tiempo que continúan los procesos penales en demandas por estafa ante la Fiscalía.
La situación de Viva y Ultra ha desatado una severa crisis aérea. ¿Quiénes son los responsables? Guillermo Reyes, ministro de Transporte, en diálogo con SEMANA, aseguró que a los administradores, socios y miembros de las juntas directivas les cabe toda la responsabilidad.
“En el tema de Ultra, no cabe duda la falta de planeación, de conocimiento del sector, una aerolínea muy joven. En mi criterio, la junta directiva no fue diligente, no fue vigilante, no ejercieron control sobre lo que estaba pasando con los recursos. No es posible que unos afirmen que las deudas pueden superar los 190.000 millones y otros digan que sería una cifra cercana a la mitad. En cualquiera de los dos casos son cifras muy altas, más de 370.000 pasajeros que están afectados en sus reservas o con tiqueteras. Por ende, creo que sí hubo un descuido, una negligencia”, señaló Reyes.
Y en el caso de Viva, el ministro aseguró: “Ellos lo que estimarían es que se vieron muy afectados por fenómenos que no tuvieron presentes. Volvemos al tema de la planeación. Vendieron tiquetes bajo el esquema del bajo costo, sin tener en cuenta que teníamos el tema de las divisas, del incremento de los precios de la gasolina a nivel mundial, que es un mercado que opera en dólares. Teníamos el cambio o el incremento del IVA en los tiquetes. Muchos factores que, a la hora de vender, obviamente entran en una cuerda floja, que fue lo que ocurrió acá”.
Una de las quejas puntuales de Ultra, y en especial de William Shaw, fue la negativa del Gobierno de apoyarlos a través del Fondo Nacional de Garantías. Reyes explicó que el Fondo no puede estar otorgando garantías sin verificar cuál era la situación financiera de la empresa. “Y como lo dijo el propio JetSmart cuando se negó a aceptar la opción de compra, las cifras eran muy complicadas. Imagínense nosotros dándole garantías a una empresa tan endeudada como esta y a la que ni siquiera sus propios socios quisieron capitalizar. Entonces creo que William Shaw está, como dicen por ahí, mirando la paja en el ojo ajeno y no mirándola en el propio. Creo que lo que tuvo que haber hecho era haber sido mucho más diligente como presidente de la empresa, como también lo debieron haber sido los miembros de la junta”, agregó el jefe de la cartera de Transporte.
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