Los libros no solo acompañan y estimulan la imaginación y la creatividad, sino que ayudan a nombrar y comprender sentimientos que los niños atraviesan, y quizá no sepan expresar. Cuáles son sus usos educativos, de rehabilitación y de promoción de la salud mental
Cuando una editorial me convocó a escribir un cuento para niños recuerdo exactamente el momento en el que vino a mi memoria una historia de ahora y una canción infantil de cuando era muy pequeña:
Tengo una muñeca vestida de azul
con su camisita y su canesú.
La saqué a paseo, se me resfrió,
la metí en la cama con mucho dolor…
Esta canción finalmente la incluí en mi libro “La niña deshilachada”, sobre prevención de la violencia sexual.
¿En qué lugar de mi memoria estaba esperando esa canción para ser utilizada?
Mucho antes de poder leer por sus propios medios los niños y niñas ya han experimentado relatos fantásticos, canciones, películas, poemas y hasta avisos comerciales que los conectan con el mundo sensible de las palabras.
La historia de un lector se inicia en su más temprana infancia. Desde allí comienza a construirse una relación afectiva y estética con las palabras y después con las letras. El arrullo de las canciones de cuna, las letanías y relatos antes de dormir comienzan a asociarse de manera indisoluble con lo literario.
Mi hijo mayor siempre recuerda una parte de una poesía rimada de un libro que les leía frecuentemente, cuando eran muy chiquitos: “Pilú y los colores”. Lo que se mantiene en su recuerdo es la sensación de que, en el relato después del color violeta venía el negro y el clima cambiaba y comenzaba algo que daba un poco de miedo:
Negro es el cuervo y negra la pantera
Y negro el petróleo que tanto se espera…
Esta sensación no la tiene mi otro hijo, es más, ni siquiera recuerda ese cuento sino otros que para él fueron importantes.
La lectura es siempre un acto íntimo, aunque se comparta con otro, porque se trata de una relación subjetivísima del lector con aquello que se cuenta y las funciones y afectos que provocan y en esas experiencias tempranas comienza la formación del lector y también se puede hallar un soporte para la salud mental.
Existen diversos estudios que ponderan la utilización de la literatura con prescripción en el campo de la salud mental como herramienta para afrontar los miedos, incertidumbres y desapegos de los niños y niñas en su diario vivir. Estos libros también pueden servir como predictores de problemáticas que atraviesan. La identificación de los niños y niñas con los diferentes personajes hacen que se animen a conversar sobre sus sentimientos y experiencias y alcanzar la ayuda a tiempo o recuperar la salud perdida.
Cuando la crisis económica se había instalado en la sociedad británica, la Society of Chief Librarians juntamente con el Ministerio de Cultura promovieron cuatro propuestas estratégicas orientadas a la creación y mantenimiento de servicios básicos que todas las bibliotecas públicas debían ofrecer. Es en este contexto nace el programa Reading Well Books on Prescription en 2013.
Su objetivo fue ayudar a las personas a gestionar mejor su salud mental y su bienestar mediante una serie de recomendaciones de lecturas, seleccionadas previamente por especialistas para las bibliotecas públicas. La prescripción de estos libros podía hacerse a través de los servicios y asociaciones relacionados con la salud o bien dirigiéndose directamente a la biblioteca.
Se trataba de aprovechar al máximo el conocimiento de los profesionales de la salud y las oportunidades que proporciona la biblioteca pública. Si bien este proyecto estuvo dirigido a personas mayores de 18 años en principio, siempre pensé que sería interesante ofrecer también una colección de títulos para bebés, niños y adolescentes con temáticas relacionadas a la salud mental.
Los libros infantiles pueden abordar muchos de los desafíos emocionales, de comportamiento y de aprendizaje a los que se enfrentan los bebés, niños y niñas a diario.
Los libros no solo acompañan y estimulan la imaginación y la creatividad, sino que ayudan en la infancia a nombrar y comprender sentimientos y experiencias que los niños atraviesan y quizá no puedan o no sepan con quien hablar.
El Child Mind Institute tiene una colección de 77 libros populares sobre salud mental, trastornos del aprendizaje y otros desafíos comunes, como afrontar experiencias dolorosas y manejar emociones intensas. En esta recopilación se incluyen libros para niños hasta los 12 años, desde obras ilustradas para leer con niños pequeños hasta con capítulos para los lectores independientes.
Si bien existen variadas experiencias de bibliotecas para bebés desarrolladas en el marco de la Educación Inicial, y una diversidad de trabajos sobre cómo organizarlas y qué tipo de materiales seleccionar, son pocas las bibliotecas públicas que han pensado en abrir sus puertas a los más pequeños. Desde hace unos años, algunas bibliotecas, sabiendo esto, han incorporado salas especiales para bebés, también llamadas bebetecas.
La importancia de las bebetecas radica en la estimulación sensorial temprana y el fomento por el amor a la lectura con un enfoque lúdico. Además, promueven el neurodesarrollo, la creatividad, la personalidad, la imaginación creadora, la comunicación y las relaciones interpersonales y eso es promoción de la salud mental.
Existen hermosos libros que trabajan temáticas como la discriminación, la violencia, el trauma, el duelo y la muerte para niños y niñas de todas las edades.
Qué es la biblioterapia
El término biblioterapia hace referencia a una extensa variedad de intervenciones clínicas y no clínicas que usan libros o textos en beneficio de las personas a través de la lectura y la discusión. Se utilizó por primera vez en septiembre de 1916, en un artículo escrito por Samuel McChord Crothers, “A Literary Clinic”, publicado en The Atlantic Monthly.
En el contexto clínico, la mayor parte de la bibliografía científica define la biblioterapia como el uso de lecturas –libros o materiales escritos– con un objetivo terapéutico. Aunque puede ser empleada en diferentes problemas de salud o enfermedades, es frecuente su uso en trastornos de salud mental y emocionales, en particular cuando los síntomas son leves o moderados. (Agencia Gallega para el Conocimiento en Salud (ACIS)).
Mora Naranjo y otras autoras en un artículo (“La biblioterapia como herramienta de ayuda aplicada por el profesional de la información desde el marco de la biblioteca escolar: estudios de caso”, Universidad de Costa Rica, 2017) distinguen tres tipos de biblioterapia en el área educativa:
1. La biblioterapia clínica, que se aplica exclusivamente por personal médico como un método adicional de tratamiento. Se suele desarrollar en instituciones en las que se atiende a pacientes con enfermedades mentales, emocionales y físicas.
2. La biblioterapia rehabilitacional, que se aplica para ayudar a los pacientes a adaptarse después de haber atravesado dificultades durante su enfermedad, darles mayores esperanzas para su recuperación, asumir cambios físicos relacionados con su nueva situación o identificar, reconocer y aceptar sus emociones. A diferencia de la anterior, puede ser aplicada por bibliotecólogos o profesionales del área de la salud. Se puede llevar a cabo en hospitales o bibliotecas.
3. La biblioterapia educacional, que se utiliza no sólo con pacientes que se están recuperando de una enfermedad, porque está relacionada con el desarrollo de la personalidad, la identificación de un problema o la prevención de problemas o trastornos. Puede ser aplicada por profesionales de los servicios sociales como bibliotecólogos, maestros o trabajadores sociales. Es posible trabajarla desde centros educativos, bibliotecas, centros juveniles o en los hogares de los pacientes.
Las mismas autoras distinguen también cuatro campos de acción:
– Campo educativo. La biblioterapia es aplicada por docentes, psicólogos, orientadores o trabajadores sociales para mejorar el rendimiento académico de los alumnos, prevenir o solucionar conflictos relacionados con el proceso de enseñanza-aprendizaje o mejorar la actitud.
– Campo de la salud. Es aplicada por profesionales de la salud como médicos, enfermeros, psicólogos o psiquiatras en centros sanitarios (hospitales, principalmente) como herramienta terapéutica que posibilite a los pacientes sobrellevar mejor los efectos de la enfermedad, ayudarles a luchar contra ella, rehabilitarse o mantener una actitud más positiva.
– Campo psicológico. Es aplicada por profesionales del ámbito de la psicología para la mejora en trastornos mentales como la depresión.
– Campo bibliotecnológico. Es aplicada por profesionales de la bibliotecología desde la biblioteca (que puede ser pública, privada, educativa u hospitalaria), siempre junto a un conjunto interdisciplinar de profesionales (docentes, médicos, psicólogos, orientadores) (”Además de la palabra. Aproximaciones interdisciplinares a los estudios literarios” Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2019).
La importancia de la salud mental en los primeros años suele pasarse por alto, por ello es necesario ofrecer herramientas desde bebés que les permitan desarrollar y comprender sus habilidades emocionales y sociales. Los libros pueden ser un buen punto de partida para promover el bienestar psicológico.
Si bien no sustituye la consulta con un especialista, los libros que trabajan temáticas de salud mental que afectan a niños y niñas suelen ser de gran ayuda.
Recomendar libros es una gran acción pero crear colecciones en bibliotecas con libros con prescripción para atravesar problemáticas de salud mental en la infancia y adolescencia puede ayudar a prevenir patologías por la posibilidad que otorga de hablar a tiempo, intervenir en el momento en el que un niño o niña se encuentra atravesando esta situación, solicitar ayuda y prevenir padeceres que a veces pasan desapercibidos para el mundo adulto pero provocan dolor.
* Sonia Almada es Lic. en Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Magíster Internacional en Derechos Humanos para la mujer y el niño, violencia de género e intrafamiliar (UNESCO). Se especializó en infancias y juventudes en Latinoamérica (CLACSO). Fundó en 2003 la asociación civil Aralma que impulsa acciones para la erradicación de todo tipo de violencias hacia infancias y juventudes y familias. Es autora de tres libros: La niña deshilachada, Me gusta como soy y La niña del campanario.
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