Aunque la intención del Ejecutivo era sacar adelante sus tres grandes banderas en el Gobierno, la “gasolina” solo alcanzó para que una de ellas pudiera pasar el umbral y esté cerca de ver la luz verde en el Legislativo
El entusiasmo con el que el Gobierno nacional quiso sacar adelante las tres grandes reformas que rigen la hoja de ruta del presidente de la República, Gustavo Petro, al fin de cuentas no alcanzó para que tuvieran el éxito deseado en el Congreso de la República. Contrario a la instrucción del jefe de Estado, que confiaba en que sus escuderos se echaran al hombro la responsabilidad, el trabajo quedó —si se quiere— a medias.
De las discusiones sobre las cuales se pretendía avanzar a un punto de no retorno, solo en una parece que se logró el objetivo y se ganó el partido; por más que hay quienes alegan que desde los sectores afines al mandatario no se debe cantar victoria. Y fue con la reforma a la salud que, tras 10 meses de trámite en la Cámara de Representantes, fue aprobada, pese a que el proceso estuvo en medio de controversia.
Ahora puede seguirnos en nuestro WhatsApp Channel y en Google News.
La reforma a la salud logró pasar la orilla, pero…
Fincadas todas las esperanzas en el éxito de esta iniciativa, a la que el Gobierno nacional le dio un impulso con reuniones estratégicas con sectores que habían hecho públicas sus inconformidades, la reforma a la salud superó los dos debates que debía afrontar en la Cámara de Representantes, pese a que los tiempos empleados en ese propósito fueron más de los que hubiera contemplado Petro en un principio.
Tras 50 sesiones, de los 143 artículos radicados en la ponencia positiva, liderada por los congresistas Alfredo Mondragón y Martha Alfonso, fueron aprobados 133. Esto en medio de la férrea oposición de colectividades como el Centro Democrático y Cambio Radical, y la postura crítica de algunos de los integrantes del partido Alianza Verde, que se desmarcaron de la decisión de obedecer a los intereses de Gobierno.
Ahora, lo que sigue es el trámite en el Senado. Primero, la proposición deberá ir a la Comisión Séptima, en donde se votará el texto propuesto y, en caso de que reciba el visto bueno, irá al análisis de la plenaria. Si es aprobada en ambas instancias, se convertirá en una ley de la República, lista para la sanción del jefe de Estado. Al menos eso es lo que está en los planes de los optimistas y de los que lo vendieron como un triunfo.
No obstante, el papel de la Corte Constitucional como auditor del proceso de aprobación de este proyecto de ley hace suponer, de entrada, que por lo evidenciado en la Cámara podrían existir reparos en la forma en la que cursó el proyecto. A esa labor se aferran sus acérrimos opositores, que no solo están en el Capitolio, sino también incluyen exministros del Gobierno Petro, como Alejandro Gaviria, que no se ha quedado callado.
“La Cámara hizo un profundo largo y fructífero debate sobre la reforma a la salud. Felicito a sus integrantes por aprobarla. Volver a garantizar derechos universales es el verdadero camino hacia la paz”, comentó Petro, al superarse el segundo debate.
En este momento, apelando a términos futbolísticos, el partido lo gana el primer mandatario, aunque por estrecha diferencia. El balón está en el Senado y para asegurar esos tres puntos valiosos, tendrá que sumar dos nuevos goles (Comisión y Plenaria), antes de que el juez decrete la finalización del encuentro. Aunque el VAR (la Corte) podría encontrar alguna falta que invalide la conquista del Ejecutivo y dañe el festejo en las toldas oficialistas.
Temas como los Centros de Atención Prioritaria en Salud (Caps) en los que se contemplaría la contratación de 20.000 personas para brindar servicio preventivo en los territorios; además de un cambio en el giro de recursos por parte del Adres, que funcionaría como un pagador único a las IPS por encima de las Empresas de Prestadoras de Salud (EPS), que perderían protagonismo, hacen parte de esta polémica reforma.
La labor como componedor del ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, que tuvo como reto recomponer las rotas relaciones entre la misma coalición del Gobierno, que el mismo presidente puso en jaque con sus posturas radicales, fue clave para evitar un descalabro con el trámite de la reforma. Ahora su obligación es que, en la mitad del tiempo, se logre dar avance a una reforma que necesitó 10 meses para salir a flote.
Reforma laboral: ¿La segunda será la vencida?
En contraste con lo ocurrido con la reforma a la salud, la laboral naufragó en aguas turbulentas que la llevaron a hundirse en el primer periodo legislativo. En la misma Comisión Séptima de la Cámara, en la que se tramitó en paralelo la otra proposición, se quedó a medias y significó el primer revés del Gobierno. Estaba claro: era una o la otra, pero no ambas reformas, y eso explica que no pasara a plenaria.
Por falta de cuórum, la iniciativa, que no tuvo el mismo respaldo de la ministra del Trabajo, Gloria Inés Ramírez, la gran ausente a la última semana de debate en la legislatura anterior, se cayó. Era evidente la suerte que correría el proyecto de ley que, en su momento, también generó una fuerte oposición por el sentido del articulado; en una especie de crisis que no pudo atajar la representante ponente, María Fernanda Carrascal.
Tan pocas expectativas ha generado este proyecto, que fue radicado nuevamente y a hurtadillas en el Congreso, sin el mismo despliegue de la primera vez. En esta ocasión, el documento comprendido por 92 artículos avanza a paso lento y todo indica que será luego del receso de fin de año que se empiece a dar la discusión, que tiene como eje central la búsqueda de un trabajo digno y decente, pese a que hay puntos controversiales.
Uno de ellos: la jornada nocturna y los recargos por trabajar los domingos y festivos; además de la incorporación de la modalidad de trabajo relacionada con las plataformas digitales para los domiciliarios y que sean estas empresas las que se hagan cargo del pago de seguridad social. Lo anterior, supondría un escollo al momento de avanzar en la proposición, que no tendría las mayorías en la Cámara para su trámite.
“Queremos que el crecimiento de la riqueza se genere no a partir de la extensión de la jornada laboral y de la desvalorización del salario, sino a partir del incremento de la productividad. En el mundo moderno riqueza es igual a productividad social Propongo una mesa de acuerdo nacional para establecer un sendero permanente de crecimiento de la productividad: más educación, más competencia económica, más poder a la economía popular”, comentó Petro sobre el avance de esta reforma.
Con el sorpresivo apoyo del Gobierno de Estados Unidos, que ponderó de manera positiva los compromisos laborales internacionales acogidos por Colombia y las recomendaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), podría haber un punto de quiebre para que dicha iniciativa no se hunda de nuevo. En síntesis, no será un desafío fácil.
Reforma pensional, frenada hasta 2024
Durante el segundo periodo legislativo, la reforma, que se tramitó en la Comisión Séptima del Senado y vio el visto bueno el 14 de junio, estuvo estancada. Las elecciones locales que se llevaron a cabo el 29 de octubre, y en la que los congresistas tenían interés especial en sus respectivas regiones, fueron postergando la posibilidad de discutir en plenaria el documento de 94 artículos propuesto por el Gobierno.
Solo hasta el 16 febrero de 2024, es decir, ocho meses después de haber pasado el primero de los cuatro filtros para convertirse en ley, se pondrá en consideración de la corporación. De las tres “locotomoras” del Gobierno nacional, esta es la que más consenso genera, aunque falten por analizarse aspectos que podrían generar algún tipo de inconvenientes, como el de la base de los salarios mínimos para estar en Colpensiones.
A su vez, otro de los temas que estaría por concretarse, en una lucha que de entrada no será fácil, es el del ahorro de los colombianos y su blindaje para asegurar no se destinen en otros asuntos que no sean el pago de las pensiones. Aspecto en el que habría una brecha entre quienes consideran que sería una afectación para los fondos privados de pensiones, además de las edades mínimas de pensión para hombres y mujeres.
A cargo de la senadora Martha Peralta Epieyú, ponente de la reforma, el trámite se prevé favorable para el Ejecutivo, por más de que en la presente legislatura no haya sido planillada para su discusión. Al menos esa es la expectativa que se tiene en las huestes del Gobierno del Cambio, que ha vivido unas de cal y otras de arena; pues en el camino también se cayeron otras reformas que significaron reveses, como la del uso recreativo del cannabis.
INFOBAE