Por: Ricardo Tribin Acosta
La vida es una llovizna constante de pequeñas cosas y por ello bien vale la pena tener siempre disponible a la mano un paraguas, para evitar mojarnos. Hasta ahí vamos bien excepto cuando oscuros nubarrones aparecen en nuestro horizonte y por tanto esas lluviecitas se vuelven aguaceros y de los fuertes, con vientos y truenos intensos.
¿Y cuando vienen esos aguaceros? Bueno, “niansesabe pelaito”, como lo dice el antiguo refrán, y por tanto nos toca estar preparados. ¿De qué hablamos entonces? Bueno, en este caso de los nubarrones plenos de emociones que la vida nos trae y los cuales, si no estamos bien resguardados, nos traerán lluvias intensas , difíciles de sobrellevar.
¿Y cuál es entonces la localización de tales planos de ubicación en las personas? Estos aparecen cuando surgen dificultades diversas tales como pérdidas de empleo, quiebras económicas, infidelidades, traiciones, rupturas amorosas, y unas cuantas más, para las cuales no estamos preparados.
Si, hay una solución, y ella está contenida en una antigua y hermosa oración que dice “Dios, concédenos la Serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar; el Valor para cambiar aquellas que si podemos; y la sabiduría para reconocer la diferencia “. aplicándola con un sentido claro de humildad, veremos que poco a poco nuestra vida dará un giro positivo hacia mejores vientos, tiempos y horizontes.