Por: Ricardo Tribin Acosta
Recuerdo de joven cuando observaba a los frijoles cocinarse en unas ollas llamadas pitadoras, las que encima tienen una valvulita que permite que, cuando dentro de ella la temperatura se pone bien caliente y el agua empiece a ebullir, entonces con un cuchillito se abría la misma y el aire caliente empezaba a salir, emitiendo un sonido como al de un tren en marcha, evitándose así que la tapa saltara por las nubes y que los frijoles se regaran por todas partes.
Hay también en una expresión muy de mi tierra en la que se describe la situación de una persona cuando esta no anda bien cuando se le pregunta: ¿Oye y tu como estas? En la “pitadora “es a la respuesta, lo cual le da claridad al tema implicando con énfasis que la misma necesita mejoría y alivio, y en muchos casos de inmediato.
Los sentimientos, especialmente los negativos, se acumulan dentro de nosotros y si no abrimos nuestra valvulita interna entonces nos pasará, como en el caso de los frijoles en la olla pitadora, y esto es que estallarán abruptamente.
Por ello cuando sintamos ira, desasosiego, miedo, intranquilidad, resentimiento, y soberbia entre otros, resultará conveniente compartir lo que sentimos con otra persona, evitando de tal manera que nuestra olla interna explote.