Por: Ricardo Tribin Acosta
Alguien caminando muy rápido es interrogado por un amigo quien le pregunta: ¿oye, y para adónde vas tan de prisa?’ la respuesta es tajante: no tengo ni idea, más creo que voy tarde. Tanto nadar y nadar para al final ahogarse en la orilla, es un refrán que implica que de las carreras no queda sino el cansancio.
En la vida diaria a veces queremos que todo se nos solucione ya, especialmente cuando pasamos por una situación problemática o tengamos la expectativa desaforada de que algo nos llegue, lo cual es bueno nos conduzca a recordar que, si Dios se tardó seis días para construir el mundo, descansando en el séptimo, ¿Por qué será que nosotros somos tan ansiosos que deseamos cambiarlo en tan solo uno?
Por lo anteriormente expuesto resulta bueno entender que la paciencia es una de las mejores recomendaciones para aquellos que viven en ansiedad y desespero, a quienes recomiendo el no claudicar hasta que el milagro ocurra, recordando a la vez que, de las carreras no queda sino el cansancio.