Era considerado una figura central del grupo militante palestino Hamás y, como su líder político, era el “rostro público” del movimiento.
El miércoles, Ismail Haniya fue asesinado en Teherán, Irán, donde asistía a la toma de posesión del presidente iraní Masoud Pezeshkian, según informó Hamás y los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.
Según Hamás, su muerte se produjo en “un ataque traicionero sionista a su residencia en Teherán”. Pero Israel no se ha pronunciado al respecto.
El presidente iraní, sin embargo, prometió hacer que Israel “se arrepienta de su acción cobarde”, mientras que el líder supremo el ayatolá Jamenei dijo que vengar la muerte de Haniya era “el deber” de Teherán.
Desde el 7 de octubre, día de la incursión militar de Hamás a territorio israelí, Haniya estaba a cargo de la diplomacia y las conversaciones indirectas para lograr un alto al fuego en la guerra en Gaza.
Por esto, muchos se preguntan ahora cuáles serán las consecuencias de su asesinato en las frágiles negociaciones para lograr la paz.
Quién era Ismail Haniya
Haniya, también conocido como Abu Al-Abd, provenía de Gaza pero había vivido en exilio en Qatar durante varios años.
Nació en 1962 en el campo de refugiados de Shati, al oeste de la ciudad de Gaza, después de que sus padres huyeran de su hogar, cerca de lo que hoy es la ciudad israelí de Ashkelon, durante la guerra árabe-israelí de 1948.
Estudió literatura árabe en la Universidad Islámica de Gaza, donde se involucró en la causa palestina.
Haniya se graduó en 1987, cuando estalló la “intifada” (levantamiento palestino contra la ocupación israelí), y fue arrestado por las autoridades israelíes por participar en protestas, con una corta condena de prisión.
En 1988, cuando Hamás estaba cobrando protagonismo en Gaza como movimiento de resistencia, fue detenido nuevamente y encarcelado durante seis meses. Y un año después, fue detenido otra vez y condenado a tres años de prisión.
Tras su liberación en 1992, Israel lo deportó, junto con los principales dirigentes de Hamás, Abdel Aziz al-Rantisi y Mahmoud al-Zahar, y otros 400 activistas más, al sur del Líbano.
Después de pasar más de un año en el campamento de Marj al-Zuhur, Haniya regresó a Gaza en diciembre y fue nombrado decano de la Universidad Islámica.
En 1997 fue nombrado jefe de la oficina del jeque Ahmed Yassin, fundador del movimiento Hamás, lo que fortaleció su posición en el movimiento islamista.
La estrecha relación entre ambos hizo que Haniya fuera adquiriendo cada vez más importancia dentro del movimiento y se convirtiera en el representante del grupo ante la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que gobernaba los territorios palestinos bajo un acuerdo de unidad con el movimiento Fatah.
Haniya sobrevivió un intento de asesinato en 2003, cuando Israel lanzó un ataque contra él y Yassin.
Este último fue asesinado un año después en un ataque de helicópteros artillados israelíes cuando salía de una mezquita.
En 2006, Haniya se desempeñó como primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina en un corto gobierno de unidad que duró hasta que, un año después, Hamás y Fatah se enfrentaron militarmente en Gaza.
Ese enfrentamiento terminó con la división política de ambos territorios: Hamás quedó a cargo de la Franja y la ANP -liderada por Fatah- de Cisjordania.
Pero el ascenso político de Haniya no terminó allí.
El 6 de mayo de 2017, fue elegido jefe del Buró Político de Hamás por el Consejo Shura del Movimiento de Resistencia Islámica, sucediendo a Jaled Mishal.
Este es considerado como el cargo más alto en la estructura del grupo.
El “rostro público” de Hamás
En 2018, el Departamento de Estado de Estados Unidos incluyó a Haniya en su lista de “Terroristas globales especialmente designados”, una designación que “apunta a grupos y líderes terroristas clave, incluidos dos patrocinados y dirigidos por Irán”, declaró en un comunicado el Departamento de Estado.
Debido a que tanto Yehiya Sinwar, el líder de Hamás en Gaza, y su jefe militar, Mohammed Deif -quien fue blanco de un ataque israelí a principios de este mes- han preferido mantenerse en la sombra, Haniya se desempeñó en los últimos años como el rostro público de Hamás.
Con ese rol, viajaba a reunirse con líderes extranjeros en varios países.
Según informes había vivido en Qatar desde 2020, desplazándose con regularidad entre Qatar y Turquía.
Y después del ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre, y la respuesta armada de Israel que condujo a la guerra en Gaza, Haniya dirigía las negociaciones de Hamás para poner fin al conflicto y para la liberación de los rehenes israelíes.
Consecuencias para la guerra
A medida que surgen los detalles de la muerte de Haniya, también se analizan las probables consecuencias políticas que puede traer su muerte.
En particular, afirman los expertos, es el daño que puede significar esto para los frágiles esfuerzos para negociar la paz en Gaza.
No está claro cuánto control ejercían Haniya y los otros dirigentes políticos de Hamás en el exilio sobre los líderes del grupo en Gaza y su ala militar, dirigida por Yahya Sinwar, que planeó y llevó a cabo los ataques de octubre.
Pero tal como explica Paul Adams, corresponsal diplomático de la BBC, Haniya “fue un interlocutor decisivo en las negociaciones para alcanzar un cese del fuego en Gaza, mediadas por Qatar, Estados Unidos y Egipto”.
“Es extremadamente difícil ver cómo se puede lograr ahora algún progreso inmediatamente después del asesinato de Haniya”.
“Lo cual plantea la pregunta -si esto fue, como todos suponen, una operación israelí-, ¿por qué se llevó a cabo?”, dice Adams.
El corresponsal agrega que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía expresó la que quizás es la reacción de muchos en la región, acusando a Benjamin Netanyahu de “no tener ninguna intención de lograr la paz”.
En diciembre, Hamás suspendió brevemente las conversaciones de alto al fuego tras el asesinato en enero de Saleh al-Arouri, el segundo al mando del ala política de Hamás, en Beirut, la capital libanesa.
Como informa Rushdi Abualouf, corresponsal de la BBC en Gaza, muchos están esperando ahora ver cómo reaccionará Hamás.
“Este último ataque en Teherán podría dificultar la consecución de una tregua, ya que Hamás se centrará ahora en encontrar un sucesor para Haniya en lo que podría ser un proceso complicado y prolongado”.
Y agrega: “Un alto funcionario de Hamás me dijo: ‘Hamás es una idea, Hamás es una ideología. Y el asesinato del líder no cambiará a Hamás, y no hará que Hamás se rinda ni haga más concesiones’”.
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