Al movimiento cambiario se sumó el anuncio de que Alberto Fernández no irá por la reelección y la salida previa de uno de sus asesores clave. FMI y medidas antiinflacionarias
Fue otra semana en la montaña rusa. Fuertes saltos de los dólares alternativos, rumores de renuncia del ministro de Economía e internas feroces en lo más alto de un Gobierno que transita sus últimos meses en medio de aguas turbulentas, que lo serán aún más a medida que se acerquen las urnas.
En una semana, pasó todo esto:
- El viernes de la semana pasada se informó la inflación de marzo: 7,7% y 104,3% interanual.
- El sábado se conoció que el Gobierno empezó a negociar con el FMI para cambiar las metas del programa. Las de reservas y las fiscales, los desembolsos, tanto fechas como montos. Lo acordó el ministro Sergio Massa en Washington, donde asistió a la reunión de primavera del Fondo y el Banco Mundial. El Fondo dijo que el impacto de la sequía es tal que acepta revisar las proyecciones. Aún no está claro qué pedirá a cambio, en un contexto en el que EEUU parece ofrecer más apoyo político al país en medio de mucha convulsión en la región y con China buscando ganar más terreno.
- El lunes, la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA emitió el dictamen que le pidió el ministro Sergio Massa para validar el canje de la deuda en dólares del Estado.
- El martes subió bastante el dólar libre: 421 pesos. Ese día hubo rumores sobre la salida del ministro de Economía y renunció Antonio Aracre, desde hacía menos de tres meses jefe de asesores de Alberto Fernández.
- El miércoles siguió la suba, a $423, y los exportadores liquidaron cero por el dólar soja 3. Hubo más rumores y tensión.
- Trascendió que además de los cambios, el Gobierno busca que el FMI incluya en el nuevo acuerdo un desembolso extra. Un alto funcionario de la Casa Blanca, Juan González, a quien Massa vio en DC, para ratificar la idea del apoyo, dijo que EEUU quiere “jugar un papel constructivo” para “ayudar a la Argentina”.
- El jueves continuó la suba de la divisa, con picos de 440 pesos por dólar. El Banco Central subió la tasa de interés (de 78 a 81%) y apretó más el control de cambios.
- El viernes, Fernández se bajó de la reelección y el mercado, lejos de calmarse, siguió golpeado. El dólar libre tocó los 445 pesos (cerró en $442) y el contado con liqui superó los 450 pesos. Cayeron los bonos y el riesgo país superó otra vez cerca de 2.600 puntos.
Las internas en el Gobierno están a la orden del día. Esta semana, el culpable fue Aracre, hasta hace pocos meses CEO de la china Syngenta. Massa lo señaló por generar la inestabilidad que hizo subir todos los dólares. Lo culpó por filtrar su plan económico, con devaluación fuerte y congelamiento total de precios. Algunos suman al pack un desdoblamiento cambiario. Se lo presentó al Presidente a comienzos de la semana y, cuando trascendió, no pocos insinuaron que quería suceder al tigrense. En Economía hablan con mucho enojo del “semillero”, como lo definieron por su pasado corporativo.
Lo cierto es que la versión duró muy poco: el miércoles, Aracre salió por la explanada de la Rosada para no volver. Tuiteó que lo hacía por los “rumores” y para “desactivar cualquier operación tendiente a intranquilizar los mercados”.
Massa se sacó fotos con Fernández y Miguel Pesce, el presidente del Banco Central el jueves y trató de llevar calma a los mercados. El viernes todo siguió subiendo.
Cómo sigue
En medio de los rumores, los técnicos del Palacio de Hacienda trabajan en dos frentes: el FMI y los precios.
El viceministro Gabriel Rubinstein y el jefe de asesores, Leonardo Madcur, hablan con el Fondo para recalibrar el programa. Están haciendo las cuentas para ponerse de acuerdo sobre el impacto de la sequía: el Gobierno dice que perdió unos USD 16.000 millones y para el FMI fueron unos USD 11.000 millones. “Estamos haciendo sintonía fina”, aseguró un funcionario a este medio.
Habrá cambios en las metas fiscales y, como se dijo, se trabaja en un esquema de nuevos “fondos frescos”, entre USD 5.000 y 10.000 millones; o unificación de los desembolsos de este año, que podrían llegar todos juntos y antes de que termine junio. Son unos USD 11.000 millones. Esta última opción genera dudas: “¿Por qué el FMI adelantaría todo si son fondos que en gran medida son para pagarles a ellos?”, se preguntó un economista que pidió hablar off the record.
El Banco Central subió las tasas a 81% y luego anunció nuevos controles al dólar –para empresas que deben frenar hasta fin de año compras de servicios a otras vinculadas, por un total de USD 2.000 millones– y se espera que siga lo que Massa llama “simplificación cambiaria”. La primera parte, con foco en exportaciones, se dio con el nuevo dólar agro de $300, y ahora se apunta a hacer algo similar con las diferentes cotizaciones que se usan para importar bienes y servicios en el exterior, como el dólar Turista, Qatar, Tech, Coldplay, etc.
Mientras Massa estuvo en EEUU, la semana pasada, hubo promesa de “medidas antiinflacionarias” que se harían públicas al regreso del ministro. Pero hasta ahora no hubo novedades. Según la consultora LCG, abril acumula un incremento en los precios de 7,6%, “valores que no se alcanzaron nunca transcurridas tres semanas”. “Esta semana estuvimos todos con lo que iba pasando, buscando soluciones al impacto en el mercado. El mercado se mueve con rumores y hay que estar sobre eso. Lo de Aracre generó mucho ruido: hoy se liquidaron más de 200 millones”, dijo un funcionario.
Ayer, a última hora, Equilibra, de Diego Bossio y Martín Rapetti, resumió el momento en pocas frases: el crawling peg se aceleró por tercera semana, la brecha cambiaria supera el 100% por primera vez en 7 meses y los contratos de dólar futuro revelan mayores expectativas devaluatorias.
¿La salida de Aracre fue una victoria para Massa? Su entorno está convencido de que sí. Victoria mínima, por el peso específico del oponente, pero victoria al fin y más para los que creen que detrás del “plan Aracre” hubo “más gente”.
Fue contundente el “Massa se queda hasta el final, porque cuando se vaya Masa es el final” que tuiteó un hombre de los mercados y retuiteó Malena Galmarini, esposa del ministro y número uno en Aysa. Después todos borraron todo, pero el mensaje quedó flotando.
Ayer Fernández se bajó de su pretensión presidencial y, para buena parte del oficialismo, se ordenó parte de la sucesión. En el medio, el contexto económico sigue en permanente tensión, con muchas dudas y versiones para todos los gustos.
“Por ahí es un poco exagerado, pero esto es hora a hora”, reflexionó otra fuente oficial.
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