Por José Luis Ortiz Güell
La vida de Hermógenes Leonel Guevara Mora más conocido en el mundo literario como
Hermógenes L. Mora, es un viaje épico de palabras y solidaridad, rasgo básico de su
país.
Una travesía que comenzó en Nicaragua, su tierra natal, donde su relación con la
literatura se forjó desde la tierna edad de cuatro años. Con la mente siempre entre las
páginas de un libro, Mora desarrolló un amor profundo por la palabra escrita, un amor
que lo acompañó cuando se vio forzado a dejar su país en 2009 por temas laborales que
lo llevaría primero a Costa Rica y luego a Panamá, donde residió hasta 2021.
Su amor y añoranza por su tierra y su país hizo que regresase a sus raíces.
En cada paso de su recorrido, la poesía y la narrativa se convirtieron en sus compañeras
inseparables, reflejando las sombras y luces de una añoranza que ha marcado su obra y
su vida.
En esta entrevista, nos adentramos en la mente de un escritor que ha encontrado en la
palabra su patria más íntima, una patria que trasciende fronteras y exilios. ¿Cómo se
tejen los hilos de la literatura en medio de la añoranza? Esta es solo una de las
preguntas que exploraremos con un autor que ha sabido transformar el dolor de la
distancia en un canto poético, resonando con la nostalgia y la esperanza.
Vinculado y relacionado con el Premio Cervantes Sergio Ramírez. Mora, junto a otros
poetas y escritores, es uno de los iniciadores de EINPA en Panamá, una destacada
plataforma de escritores, perteneciente también al Grupo Alejandría de la República
Dominicana.
Premio César Vajello a la Excelencia Literaria en 2024.
Escritor comprometido culturalmente, solidario con la educación.
Cuando pasea por las calles de su querida y admirada Nicaragua que le enseñó el
verdadero valor de la palabra solidaridad, muchos lo saludan cariñosamente por su
compromiso con la cultura.Hombre de método, fiel a ciertos rituales.
1-Hermógenes, sus letras han sido una constante en tu vida, pero ¿cómo ha
influido su experiencia en Panamá y Costa Rica en su obra literaria? ¿Podrías
describir el impacto que esta travesía ha tenido en tu escritura y en tu percepción
del mundo?
José, en primera instancia gracias por regalarme de tu tiempo para elaborar esta
entrevista. La poesía ha sido mi salvación en todo momento. Antes de viajar por
Centroamérica, creo que no me encontraba a mí mismo y tuve que salir de mi patria en
búsqueda de ese yo que estaba perdido.
Costa Rica es un país muy hermoso y su cultura e historia representan un cambio en mi
manera de apreciar la vida. Sobreviven algunos versos de esa época que yacen dormidos
en un libro inédito titulado Trozos de mi alma.
Pero Panamá, Panamá es mi otra patria. En este país cambió mi estilo. En mi obra
anterior a mi estadía en Panamá, mi estilo tocaba tímidamente las formas darianas, como
queriendo desapegarse infructuosamente de aquel maestro que siempre admiraré. Estos
dos países me hicieron ver la realidad tan cruda del término migración que inmortalizo en
mi libro Tabúes y realidades utopías en versos y también en otro libro que titulé Entre dos
mundos.
2-¿Podría decirse que las luces de la ilustración están retrocediendo en esta
sociedad tecnológica?
Hay un grave problema generalizado y acentuado más en los países tercermundistas. La
sociedad está más preocupada por hacerse una selfie que por aprender algo que ignora.
Y parece no tener retroceso esa tendencia. La juventud insiste en convertirse en una
generación inculta al usar aplicaciones que resultan innecesarias en el diario vivir.
Los juegos en línea absorben la capacidad intelectual de los chicos. Hay también una
decadencia en la habilidad lectora de jóvenes y adultos.
Ojalá esto cambie porque de lo contrario las generaciones del futuro habrán sido
engendradas por humanos que habrían perdido la sublime belleza de los valores
culturales.
3-Actualmente la ignorancia adopta formas socialmente muy aceptables. Se
transforma y es muy fácil comprarla. Nunca hemos sido tan ignorantes como lo
somos ahora. ¿Qué papel tiene la literatura en esta sociedad y en el futuro?
El arte de la palabra es una de las manifestaciones más maravillosas que los humanos
hemos podido experimentar. Es desde ahí de donde proviene la verdadera magia. La
literatura nunca va a desaparecer, está presente desde la tradición popular hasta esas
grandes series televisivas. ¿Cómo ha de transformarse para adaptarse a las nuevas
exigencias? Eso es asunto que aún no conocemos, pero siempre habrá un poeta y un
escritor que escriba a la historia y al amor. Por ello el papel de la literatura desde los
primeros cantores hasta nuestra época seguirá jugando un papel determinante en la
cotidianidad.
4-¿Qué peso tiene lo autobiográfico en su obra?
Puedo explicarlo con evidencias. Libros como Trozos de mi alma (inédito) y Seis Relatos
para una tarde y una taza de café (publicado en Panamá). Este último es un libro
totalmente autobiográfico en el que rebusco los recuerdos más íntimos de mi infancia.
Cuando leo cada relato de este libro, retorno a mi niñez. Así, en cada libro aporto algo de
mi vida íntima y lo celebro ya sea en versos o en relatos cortos.
5-En su larga carrera de escritor, ha sido un constante aprendizaje, ahora le hago
una pregunta ¿El aprendizaje supone en ocasiones contradicciones?
Cuando lees mucho, aprendes a cuestionar todo. Una de las primeras contradicciones
que llegué a formularme fue la existencia de un Dios omnipotente, omnipresente y
omnisciente.
Es por ello que en mi poema Preguntas digo:
«¿Dónde estabas cuando los curas pedófilos
abusaban niños y niñas?».
Y a como mencionas; ocasionalmente me siento un escéptico de todo y eso se debe a la
capacidad de refutar que nos permiten los diferentes aprendizajes.
6-¿La cultura actual, tan edulcorada y plagada de eufemismos, es peligrosa para el
mundo cultural y el mundo literario?
Dañina en todos los sentidos ya que, ¿Cómo llamarle cultura a canciones que expresan
obscenidades? ¿O a libros que enseñan nada, o a programas televisivos que insisten en
creernos idiotas?
La sociedad debe despertar de ese horrible caos. La generación de escritores que se
lanzan en búsqueda de fama sin importarles el aporte duradero a las generaciones
futuras, esta generación también simboliza un retroceso en la literatura y un atraso para la
cultura en todos los ámbitos. Estamos atados a las reacciones, ¿! Cómo es posible que
un me gusta tenga significado de felicidad!?
7-Mientras hablábamos antes de la entrevista usted comentó una frase que me
llamó la atención «Mi ideología es una biblioteca». ¿Me podría explicar que es lo
que ha querido decir?
Humberto Eco escribió: El que no lee, a los setenta años habrá vivido solo una vida.
Quien lee habrá vivido 5 000 años. La lectura es una inmortalidad…», Eco era un
enamorado de su enorme biblioteca, como lo fue Borges. Yo sueño además de impartir
clases, trabajar en una biblioteca grande para darle todo mi amor a la lectura y crear
espacios para la misma ofreciendo talleres gratuitos de creación literaria.
8-Hermógenes, comenzaste a leer a los cuatro años. ¿Recuerda cuál fue el primer
libro que te marcó profundamente y qué impacto tuvo en tu vida?
Aquella época era una época de conflictos militares en mi Nicaragua. Había en mi casa
una colección muy grande de libros revolucionarios propiedad de mi tío Chepe Mora, un
guerrillero que yo admiraba muchísimo. Hubo un libro que me daba mucho miedo pero
que a la vez me gustaba muchísimo, el libro se titulaba: ¿Qué sé hacer? Matar. Ese libro
aún me pone los pelos de punta.
9-Después de vivir en Costa Rica y Panamá, ¿cómo describiría la influencia de
estos países en tu obra? ¿Existen elementos culturales de estas naciones que se
hayan integrado a tu escritura?
Ningún autor que haya vivido lejos de su tierra, escapa a las influencias. En mi caso,
primordialmente Panamá, se adentró en mí y en mi obra. En el relato Asesinato entre la
basura hay un choque de culturas. El realismo crudo de autores panameños como David
Róbinson, la delicadeza de la pluma de Carolina Duarte y Kathia Arjona, la poesía
desencantada del salvadoreño Williams Méndez, la humildad poética del también
salvadoreño Willo Cucufate.
La belleza de estos territorios, el habla, las tradiciones y costumbres y muchos elementos
más van implícitos en gran parte de mi obra.
10-Su poesía y prosa están cargadas de una profunda sensibilidad. ¿Cómo logras
canalizar las emociones complejas en tus escritos sin perder la esperanza?
Imagínate que perdiéramos la esperanza, ya no existiéramos. Mi pasión por la filosofía me
ha ayudado a entender y sobrellevar los temas existenciales y a tratar de entender las
cosas más complicadas, aceptando, teniendo resiliencia cuando no puedo cambiar el
curso del destino sí es que es posible hacerlo. La sabiduría tibetana desde las
enseñanzas de Sidarta hasta el Dalai Lama y otras culturas ancestrales, de alguna forma
han influido en mi forma de ver la vida y la muerte.
11-La literatura nicaragüense tiene una rica tradición poética. ¿Cómo se posiciona
dentro de esa tradición y en qué medida sientes que tu trabajo dialoga con otros
grandes poetas y escritores de su país?
Ningún país de Centroamérica Iguala nuestra historia literaria. El legado de Rubén y de
los tres grandes después del maestro perduran como un ícono inamovible y de gran
significado.
Pero en los países centroamericanos hay un mounstro que devora las mentes de muchos
escritores. El ego intelectual es un ave carroñera, un cáncer que destruye todo. Hay la
manía de muchos escritores de creerse los mejores. Ego enfermo. No puedo apartar la
mirada de los aspectos negativos, disculpa por ello. Encuentro en mi propio país la
envidia y el celo. Hay que preocuparse por estudiar Lengua y Literatura para aprender el
buen uso de la gramática y de las figuras literarias. Los talleres son buenos pero solo son
una pequeña porción del aprendizaje de creación.
Creo que sí me he codeado con escritores de harta trayectoria; como el Premio
Cervantes de origen nicaragüense, debo tener algo de especial para que la vida me dé
oportunidades literarias que muchos no reciben. Alguna vez conocí a Ernesto Cardenal en
el extinto Festival de Granada, te cuento un secreto, lloré ante aquella figura que tanto
había querido conocer; su traje blanco, su pelo blanco, su boina. Estaba ante el gran
poeta que amó Solentiname.
12-Ha vivido en diferentes países de Centroamérica. ¿Cómo ha sido su relación con
la comunidad literaria en estos países? ¿Ha encontrado en ellos un nuevo hogar
literario?
Recuerdo haber interactuado con hombres de harta sabiduría en los parques de San
José, pero mis años en Panamá significaron mi propio descubrimiento, el de sí puedo.
Conocí a jóvenes instagramers que a través de sus cuentas como: Pedazos de Libros,
Besos Lunáticos, Los Cazalecturas, me ayudaron muchísimo en la promoción de mi obra.
En República Dominicana nunca he vivido, pero tuve contacto con Érica d’Aza, una
morena muy inteligente que junto a su hermano Jorge d’Aza crearon una comunidad de
lectores llamados Alejandría. A través de ellos conocí al presentador Fidel Hombra quien
me dio en dos ocasiones, espacio para presentar mi obra en su canal, mismo que
transmite desde Connecticut EE. UU. Fui iniciador de un proyecto que sirvió como puente
entre Fidel y los escritores panameños y nicaragüenses, interesándose más, el
presentador, por la tierra panameña, supongo que la pobreza no llama mucho la atención.
(Nicaragua). Me disculpas por ser tan realista José.
13-¿Tiene algún proyecto literario en curso? ¿Qué podemos esperar de sus
próximos trabajos?
Siempre estoy escribiendo, aunque sea poquito, lo hago porque no puedo dejar de
hacerlo, no podría dejar de hacerlo, la Literatura es mi más grande amor, mi más grande
pasión. Mi principal proyecto en estos momentos es apoyar a los escritores emergentes,
ayudarlos a través de los muchos conocidos a nivel internacional para que publiquen sus
relatos y poesías en distintas plataformas.
Mis trabajos en la poesía siguen una búsqueda que no termina, ya que hay que adaptarse
al contexto social de cada época. En la narrativa continuaré escribiendo esas historias
reales de hombres y mujeres que viven situaciones distintas según el área geográfica y el
contexto de la sociedad donde se desenvuelven. La universidad me ofrece la oportunidad
de seguir desarrollando mi habilidad como ensayista y crítico literario.