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Siria está de vuelta en la influyente Liga Árabe más de una década después de haber sido expulsada.
La medida es una prueba más de la recomposición de las relaciones entre Damasco y los gobiernos árabes, que se quebró tras la brutal represión ejercida por el gobierno de Bashar al-Assad en las protestas a favor de la democracia en 2011, que condujo a una sangrienta guerra civil que aún está en curso.
Desde El Cairo -lugar donde se tomó la decisión de readmitir a Siria este domingo- el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Aboul Gheit, dijo que este era el comienzo de un proceso para resolver la crisis en Siria, que sería “gradual”.
Además, el órgano hizo hincapié en la necesidad de poner fin a la guerra civil de ese país y las consiguientes crisis de refugiados y tráfico de drogas.
Estados Unidos y el Reino Unido, sin embargo, criticaron la resolución. Para ellos, el régimen de Assad no merece ser reincorporado.
“Assad sigue deteniendo, torturando y matando a sirios inocentes”, dijo el ministro de Estado de Relaciones Exteriores y Asuntos de Desarrollo de la Commonwealth, Lord Ahmad.
Siria entrará nuevamente a la Liga poco antes de la Cumbre Árabe que se realizará el 19 de mayo en Arabia Saudita, a la que ahora podrá asistir el presidente de ese país, marcando un fuerte cambio en las relaciones políticas y diplomáticas con sus vecinos.
Estrechando lazos
Los movimientos sirios para restablecer los lazos con la región se aceleraron después del devastador terremoto que ocurrió en febrero en Turquía y Siria, con la prisa por conseguir ayuda.
En las últimas semanas, un radiante Bashar al-Assad ha sostenido encuentros con importantes líderes árabes.
El miércoles pasado, de hecho, se reunió en Damasco con el clérigo islamista y presidente de Irán, Ebrahim Raisi, en lo que fue la primera visita a Siria de un mandatario iraní desde 2010, antes de los levantamientos de la Primavera Árabe.
Assad también ha sido recibido en Omán y en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), donde ha buscado mejorar las relaciones.
Mientras tanto, su ministro de Relaciones Exteriores ha estado en Egipto, Argelia, Arabia Saudita, Túnez y Jordania.
El giro de posición respecto a Assad ha sido dramático. El presidente sirio lleva una década siendo rechazado como paria en el mundo árabe pero ahora, poco a poco, vuelve a ser mirado con buenos ojos.
Y es que, de acuerdo con analistas, sus vecinos no pueden darse el lujo de ignorarlo por mucho más tiempo.
“La comunidad internacional fuera de la región, aparte de Rusia, se ha lavado las manos respecto a la responsabilidad por Siria”, le comentó Chris Doyle, director del Consejo para el Entendimiento Árabe-Británico (Caabu), a la periodista de BBC News, Yolande Knell.
“Hay un vacío y aquí es donde han entrado las potencias regionales. Ven que, si nada va a cambiar, si no va a haber un proceso político real, entonces nosotros, como región, no podemos permitirnos ignorar a Siria. Es un país demasiado grande y significativo”, agregó.
Miedo y consternación
Muchos sirios se sienten defraudados por las nuevas relaciones entre Assad y el mundo árabe.
Hay que recordar que, más de una década después del inicio de la guerra civil en ese país, aproximadamente la mitad de la población ha sido desplazada o convertida en refugiada, y la ONU calcula de forma conservadora que más de 300.000 civiles han muerto y más de 100.000 han sido detenidos o desaparecidos.
Millones de personas que viven en manos de la oposición alguna vez vieron a Arabia Saudita y otros estados árabes como aliados en su lucha contra el gobierno de Assad. Pero ahora se encuentran más aislados.
Los sirios desplazados en la zona noroeste de Idlib, controlada por los rebeldes, han dicho que están conmocionados por la decisión de la Liga Árabe.
“En lugar de que los líderes árabes nos ayuden y nos saquen de esos campos donde sufrimos y vivimos con dolor, blanquearon las manos de los criminales y asesinos“, dijo un hombre a la agencia de noticias AFP.
Por otra parte, los refugiados, particularmente en el Líbano y Turquía, donde la aceptación ha disminuido debido a las crisis económicas, están cada vez más preocupados por el riesgo de retornos forzosos.
Turquía, que ha sido uno de los principales patrocinadores de los grupos armados de oposición sirios, también ha estado hablando con Damasco. Casi todos los partidos que hacen campaña para las elecciones del 14 de mayo dicen que quieren enviar a los sirios de vuelta a casa.
“Tenemos mucho miedo por los resultados de las elecciones. Claramente afirman que quieren deportarnos”, le dijo un refugiado sirio, Muhammad, a la BBC.
Los activistas de derechos humanos han expresado su gran decepción por la falta de referencias a las atrocidades cometidas por el régimen de Assad en las conversaciones sobre la readmisión de Siria.
“Es impactante”, le dijo Diana Semaan, investigadora de Amnistía Internacional, a la BBC.
“Lo que estamos viendo ahora es un completo desprecio por los registros de derechos humanos del gobierno sirio y un mensaje que se envía de que no importa lo que haya sucedido”, agregó.
Amnistía Internacional instó a los países árabes a utilizar su influencia para tratar de evitar más ataques contra civiles y detenciones arbitrarias y torturas en Siria.
Por su parte, la ONU está intentando establecer un organismo internacional para ayudar a las familias de los desaparecidos a averiguar el destino y el paradero de sus seres queridos.
Mientras tanto, en Ginebra, un equipo de abogados continúa trabajando arduamente para apoyar el enjuiciamiento de los acusados de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad en Siria.
¿Regreso a una vida normal?
Pero algunos sirios también esperan que la nueva relación entre su país y la región pueda marcar el comienzo del regreso a una vida normal.
Los residentes de la Siria controlada por el gobierno están lidiando con una inflación vertiginosa y una escasez de energía paralizante.
Según la ONU, incluso antes de que el devastador terremoto de febrero azotara a ese país, 15,3 millones de personas, el70% de la población, necesitaban asistencia humanitaria.
Sin embargo, Heiko Wimmen, quien supervisa el trabajo de International Crisis Group en Siria, enfatiza que, en esta etapa, es poco probable que los estados árabes del Golfo contribuyan con los miles de millones de dólares necesarios para reconstruir las ciudades de Siria que están en ruinas.
“Las sanciones estadounidenses son solo una parte de ese problema. Es un entorno muy prohibitivo desde el punto de vista económico. Se necesitan una gobernanza que funcione, un nivel básico de responsabilidad”, dice.
Para sobrevivir, a lo largo de los años, el régimen sirio, con problemas de liquidez, ha allanado y confiscado decenas de empresas. También se le acusa de desviar decenas de millones de dólares en ayuda humanitaria destinada a los sirios empobrecidos, así como de presunto tráfico de drogas.
Estados Unidos ha llamado a los países árabes que están optando por poner fin al aislamiento de Assad a obtener algo a cambio.
La subsecretaria de Estado para Asuntos del Cercano Oriente, Barbara Leaf,sugirió tratar de terminar con el comercio de captagon, una droga ilegal que se produce en Siria y se usa de contrabando.
Otras demandas podrían ser una reducción de la presencia militar de Irán en Siria y el establecimiento de condiciones que permitan a más refugiados regresar a casa o proteger a las personas que viven en partes de Siria que aún están bajo el control de la oposición.
Pero nada de esto es, por ahora, una realidad.
Y a pesar de que la Liga Árabe dijo que la reincorporación de Siria no significaba necesariamente la reanudación de las relaciones, cada movimiento de los líderes de la región parecieran demostrar lo contrario en momentos en que la guerra de Siria y sus consecuencias han desaparecido en gran medida de los portales de noticias alrededor del mundo.
*Con la reportería desde Jerusalén de la periodista de BBC News Yolande Knell, y de Kathryn Armstrong, también reportera de BBC News.
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