Por Carlos Fernando Ortiz Gómez
En mi opinión de simple lector colombiano, esta maravillosa y descarnada
obra: “SIN AFÁN NI OLVIDO”, no es una novela ni un buen relato de ciencia
ficción, tampoco, el resultado de una mente caliente e ideologizada fraguando
estrategias para desacreditar a un militar, a un puñado de ellos, a un ejército o a
un sistema político. Por el contrario, como bien lo podrían interpretar y asimilar a
sus contextos los lectores de otros países parecidos a la ‘Concordia’ de esta
historia, lo que encuentro en estas páginas es una narrativa real y dura, contada
deliciosamente a pesar del horror y la barbarie que encierra, de situaciones y
hechos aberrantes que ocurrieron y seguramente siguen ocurriendo, espero que
con menor intensidad, en un país subcontinental, subdesarrollado y violento
llamado ¡Colombia!, aunque el autor, para esta otra narración, también usó la
figura, tan suya, de la transfiguración literaria.
A riesgo de ser reiterativo, ya que en el pasado y a propósito de un
conversatorio sobre otra obra de Wilson Rogelio Enciso, expresé algo similar,
esta nueva novela solo podía ser escrita por alguien con los atributos,
características, preparación académica y experiencia del autor. En Efecto, a mi
juicio, en Wilson Rogelio confluyen gran conocimiento y experticia para describir
de manera milimétrica y en el lenguaje de estas perversas cofradías enquistadas
en la milicia nacional de este país tropical y macondiano, la capacidad que solo
puede ser desarrollada por una persona que ostenta en su récord haber sido un
militar íntegro, graduado en Ciencias Políticas y Administrativas de una reconocida
universidad (la ESAP), profesor, asesor y poseedor de una inteligencia
sencillamente brillante.
Seguramente, en Sin afán ni olvido, algunos no entenderán el cítrico
mensaje de protesta y censura que plasma el autor contra una degenerada y mal
concebida doctrina de defensa de la democracia y de la institucionalidad. Mensaje
acompañado con una insondable sensibilidad social, tal como corresponde a un
administrador público formado en profundos valores humanistas. Sin embargo,
tengo la esperanza de que muchos más entenderán el hilo complejo de la
corrupción, llevada al extremo en instituciones creadas precisamente para ser
garantes de la democracia. Por eso mismo y con posterioridad a la culminación de
esta obra, pareciera haberse descubierto que en ese país subcontinental existían
muchos personajes reales como Lisandro, quienes, afortunadamente, fueron
retirados del servicio activo. Medida que no implica que, desde sus cómodas
asignaciones de retiro, sigan atentando contra las aspiraciones de superación de
la aberrante desigualdad social que nos asfixia y subyuga.
¿Realidad o ficción?
No quiero terminar estas líneas sin expresarle al autor las preocupaciones
que me embargan por su seguridad al atreverse a plasmar esta radiografía tan
verosímil de la realidad, reitero, en mi asimilación literaria, sobre Colombia o
cualquiera otro país en condición ‘subcontinental’. Sin embargo, sé que la
grandeza de su pluma, aunada con su incuestionable vocación democrática no se
dejarán acallar. (Sic itur ad adstra).
En el siguiente enlace Wilson Rogelio Enciso presenta su novela ‘Sin afán
ni olvido’: https://youtu.be/nr7e2XFZQCw
Sobre el autor de este artículo:
Carlos Fernando Ortiz Gómez (Colombia). Es profesional en
Administración Pública y Derecho (abogado). Magíster y experto en
Desarrollo Rural y agrícola. Asesor del Ministerio de Agricultura y Desarrollo
Rural, Instituto Nacional de Pesca y Acuicultura (Inpa), Instituto
Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA, organismo
internacional adscrito a la OEA), Secretario General y Director Ejecutivo de
la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (AGROSAVIA)
entre otros cargos, además de docente universitario. Actualmente se
desempeña como Árbitro de la Bolsa Mercantil de Colombia.