De acuerdo con el abuelo de los menores, ellos estuvieron al lado de la avioneta durante algunos días esperando a que alguien llegara a rescatarlos, pero como pensaron que nadie vendría, se metieron en la selva a buscar alimentos y para buscar alguna quebrada que los llevara a un río
Contrario a la versión que había entregado Manuel Roque, el padre de los niños que fueron rescatados de la selva amazónica colombiana, Magdalena Mucutuy, la madre de los menores, no habría permanecido por cuatro días viva, sino que habría muerto al instante luego de que la avioneta se estrellara, en Solano (Caquetá).
Así lo aseguró don Narciso, el abuelo de los niños, en una entrevista con la Revista Semana. “Eso es mentira, porque la misma niña dice que los tres (adultos) ahí mismo, cuando cayó la avioneta quedaron muertos. Si la persona que dijo que mi hija Magdalena quedó viva tres o cuatro días eso es mentira, porque en ese momento quién los miró para decir que está viva, eso es mentira”, le contó a ese medio.
El abuelo narró además que la mayor de los hermanos, Lesly Mucutuy (13 años), le contó que la madre estaba cerca del piloto y cargaba a uno de los niños en sus piernas mientras los otros tres estaban sentados atrás. Al momento del accidente, la menor (Cristin) quedó debajo de Madalena, y Lesly vio que movía una de sus piernas y supo que estaba viva.
“Se fueron los tres, uno sobre otro, y la niña quedo debajo de la mamá. Eso es lo que me contó la niña. Entonces cuando al rato la niña reaccionó y vio que se movía una patica y entonces ella dijo: mi hermanita está viva y la jaló. Eso es lo que la niña me contó”, relató el hombre para el medio mencionado.
Así mismo, contó que los menores estuvieron cuatro días esperando al lado de la avioneta para ver si alguien llegaba a recogerlos. Como pensaron que nadie vendría, empezaron a caminar selva adentro en busca de una quebrada para tratar de llegar así a un río que los pudiera sacar de la selva. “Pero como el monte ese, o sea donde llegó la avioneta era grandísimo, un monte virgen, no se ve techos, ni casas, ni nada”, agregó el abuelo.
Durante el tiempo en el que estuvieron esperando al lado de la aeronave, los menores se alimentaron de “fiambre, tres libras de marinitas, polvo de yuca, eso comían ellos ahí. A lo que ellos terminaron eso, porque ya no llegaron por ellos, entonces comenzaron a andar buscando pepas, o sea frutas silvestres”, dijo don Narciso.
Respecto a los animales que pudieran amenazar la seguridad de los niños, el abuelo contó que “mi nieta dijo que en ningún momento ellos miraron serpientes, tigres, ni osos, nada, nada. Lo que la niña decía era que no sentía miedo de nada, estaba era perdida de pensamiento por el susto que se pegó. Ella pensaba era en llegar, en salir”.
Don Narciso también comentó acerca de la educación que reciben los menores de la comunidad indígena muinane, fundamental para que los hermanos Mucutuy sobrevivieran en las difíciles condiciones de la selva del Amazonas durante 40 días.
“Nosotros los indígenas desde los tres años ya empezamos a enseñar poquito a poquito, cuando ya tienen cinco años nosotros los sacamos a la selva, los llevamos en un potrillo, acá se dice lancha. Los llevamos por el río enseñándolos a pescar, por el monte enseñamos a comer frutas, qué fruta se come, qué fruta no se come, hay frutas venenosas. Lo mismo, les enseñamos cuándo se saca la piña; cuándo está madura, cuándo está verde, cuándo es astillosa, cuándo puede chuparse, todo eso les enseñamos”, contó el abuelo de los niños.
También explicó que a los niños se les enseña cómo elaborar un refugio para dormir en la selva. “Entonces nosotros les enseñamos cómo se hace un rancho, cómo se tiende para sentarse, acostarse, todo eso. Entonces ella tenía ya todo ese conocimiento. Entonces, asimismo, ella iba, así como lo miraron en el noticiero, eso era lo que ella hacía: los ranchitos y tendía hojitas por debajo y se acostaban a dormir”.
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