Nacido en España durante una de las épocas más determinantes para la literatura, el llamado Siglo de Oro, la obra de Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza casi queda en el olvido por su choque con dramaturgos como Lope de Vega y Francisco de Quevedo
Aunque la obra de Juan Ruiz de Alarcón casi cae en el olvido y, de hecho, pudo haber permanecido así por muchos años, el recuerdo y el rescate permitieron que su legado recuperara la fuerza de su tiempo y este casi desconocido autor se convirtiera en una de los dramaturgos que más trascendió en el género de la comedia, con personajes que a menudo tenían identidades complejas.
Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza fue un escritor novohispano, del Siglo de Oro, nacido el 4 de agosto del año 1649 que ahora es reconocido por impulsar nuevas variantes de creación en el mundo teatral, muestra de ello son libros como La verdad sospechosa.
Le puede interesar: ‘El poeta del pueblo’: la voz venezolana encarcelada que luchó contra la injusticia desde la poesía
“La verdad sospechosa”
Esta comedia es considerada una de las obras más importantes del teatro barroco hispanoamericano, acercándose a otras grandes voces, también del Siglo de Oro español, como Lope de Vega y Tirso de Molina.
La verdad sospechosa es un ejemplo perfecto del que sería uno de sus rasgos más importantes de la obra de este dramaturgo, y tiene que ver con que, a menudo, a Juan Ruiz de Alarcón se destaca como un autor de lo que se conoce como comedia de carácter. En este caso, el escritor se centra en un personaje con un rasgo exagerado de un aspecto psicológico o moral que genera hilaridad y lo diferencia de los demás personajes “normales”.
De Alarcón creó personajes con identidades definidas, complejas, profundas y, en algunos casos, muy difíciles de entender con tan solo una primera mirada. También recurría a juegos de palabras en sus composiciones y añadía asociaciones ingeniosas entre sus ideas, lo que daba como resultado un lenguaje particular lleno de refranes que invitaba a una lectura mucho más profunda y atenta de un texto también considerado moralizante, como era característico de su época.
Le puede interesar: Lo que contenía la correspondencia que sacó nuevamente a la luz al ‘Príncipe de Santa Lucía’
En sus obras también se observa un ataque a las costumbres y vicios sociales que tenían lugar en su época. Esta característica lo distinguiría de forma importante de otros escritores de su época, como Lope de Vega, con quien nunca logró simpatizar.
Aunque participó del círculo literario madrileño, realmente no estableció vínculos profundos con sus participantes, e incluso se habría ganado la enemistad de otros escritores, como Luis de Góngora, Francisco de Quevedo o Luis Vélez de Guevara. Se recuerdan alusiones satíricas de la época ridiculizando a Ruiz de Alarcón por su físico, era un poco jorobado, y su origen americano. Jamás dejó de escribir y siempre respondió a los ataques.
Le puede interesar: Los escritos secretos de Carlos Edmundo de Ory: seis cuadernos emergen a la luz
Su producción fue escasa, y a pesar de que hoy se reconoce la calidad de obras como Las paredes oyen y Los pechos privilegiados, fue un dramaturgo incomprendido en su momento, aunque luego fuera destacado como un talentoso escritor psicológico en medio del barroco; sus obras corrieron a menudo en ambientes urbanos y fueron comparadas con otras de autores contemporáneos.
El hecho de que sus textos no encontraran valoración en su época ocasionó que por mucho tiempo su nombre fuera casi olvidado; solo hasta el siglo XIX comenzó el rescate de su obra, gracias a Juan Eugenio Hartzenbusch, dramaturgo y crítico literario, que lo elogió durante su discurso de ingreso a la Real Academia Española en 1847.
INFOBAE