Por: Ricardo Tribín Acosta
En no pocas veces nos sucede que vivimos nuestras vidas entre las cadenas de nuestros propios pensamientos y limitaciones, creadas por uno mismo y lo graves es ni siquiera sabemos que tenemos la llave.
Un embrollo mental es más enredado que un bulto de anzuelos y, solo el aprender a aclararlo nos sacará del mundo absurdo de las obsesiones, que se vuelven, cuando son agudas, bien difíciles de resolver.
Meditar, orar, compartir lo que nos está pasando, hace parte de un proceso educativo para nuestras mentes, que nos permitirá salir de tales estados y poder afirmar, cuando algo negativo nos suceda, que “esto también pasará.